Diario de Castilla y León

JAVIER RAMÍREZ UTRILLA

Sustituidos vs destituidos

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LA DIFERENCIA semántica entre sustitución y destitución es innegable por mucho que la Ministra de Defensa se empeñe en hacernos creer que es prácticamente lo mismo. La patética comparecencia ante los medios que pudimos ver recientemente por parte de la desacreditada Ministra sólo sirvió de valioso material de  youtubers para la edición de un didáctico tutorial de cómo tragarse un sapo en directo. Pretender hacernos creer que, después de la que se ha montado con los espionajes, el cabreo de los independentistas, los móviles, pegasus y la bronca interna en el Gobierno, únicamente se ha procedido a la sustitución de una funcionaria por otra, es llamarnos tontos a la cara. Como si la Directora del CNI fuera una jefe de sección o de negociado que se jubila y hay que hacerle un regalo.

Si la figura del “sustituido/a” es a menudo incomprendida, tampoco es fácil en ocasiones el papel del “sustituto/a” No hay más que ver el proceso de nombramientos al que asistimos en estos días en Castilla y León donde es ya tradición comunicar a los “sustitutos” su nombramiento apenas unas horas antes de anunciarse públicamente. Una costumbre que en el fondo no deja en muy buen lugar al “sustituto”. En primer lugar porque la causa fundamental de esta escasa antelación es la de evitar filtraciones lo que, en el fondo, denota una falta total de confianza en el recién nombrado. Mal empezamos. Te nombro pero como no me fío un pelo de ti te lo digo unas horas antes por si acaso te vas de la lengua. En segundo lugar, de este proceder se deduce que los nombramientos se consideran por definición decisiones unilaterales que la otra parte recibe en todo caso con agradecimiento y algarabía. No parece que su opinión importe mucho lo que tampoco denota un excesivo respeto. Es decir, al sufrido “sustituto” no se le deja ni siquiera la posibilidad de pensárselo, ni mucho menos de preguntar sobre el proyecto, objetivos, prioridades o medios con los que cuenta…Eso ya es cosa suya una vez que tome posesión. Y por si fuera poco, antes de que le dé tiempo a enterarse un poco de dónde se ha metido tiene que comparecer en las Cortes para contar su programa de Legislatura. ¿A contar qué…? se deben preguntar. Si apenas les ha dado tiempo a aprenderse el nombre del personal que tienen, los medios de que disponen o la estructura presupuestaria con la que cuentan. Nada más llegar se meten en una espiral diabólica de urgencias que les impide ordenar la casa primero y elaborar un proyecto solvente y viable después. una dinámica de actos, entrevistas, dossieres, comparecencias…que únicamente beneficia a sus técnicos a los que no tiene ni tiempo de sustituir y de la que muchos no son capaces de salir en cuatro años. En el mejor de las casos.

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