Rasputín contemporáneo
El año en el que se aprobó la Constitución Española, después de casi cuarenta años de dictadura franquista, se dio a conocer una canción del grupo de música Boney M. Tuvo una difusión extraordinaria. Su éxito fue arrollador. Incluso a día de hoy se prodiga en muchas discotecas. El vídeo está colgado en YouTube. El nombre de la canción es Rasputín. El protagonista es un hombre de torso desnudo con pantalones de color plata que corre despavorido por el escenario dando vueltas como un poseído, intentando llamar la atención de un público desaforado. Sin embargo, las que hacen un impecable trabajo vocal e interpretativo son las tres afroamericanas que le acompañan. Son las que acaparan la curiosidad de los espectadores. La melodía y el estribillo fueron tan populares que tuvieron mucho eco en la Rusia soviética.
Rasputín fue durante años uno de los consejeros del zar ruso Nicolás II, si bien, por su carácter persuasivo, se convirtió en un santurrón entre las féminas aristócratas. Místico de formación, la zarina siguió a pies juntillas sus recomendaciones en materia médica, consiguiendo medio curar la enfermedad de uno de sus hijos. Este hecho marcó un antes y un después en la dirección política del país. Su influencia se dejó notar hasta que cayó en desgracia. Su cuerpo fue encontrado en el río Neva. Las malas lenguas cuentan que le asesinó el príncipe Yusúpov en un ajuste de cuentas. En los mentideros de la corte imperial se comentaba que disponía de un gran pene. En el Museo Erótico de San Petersburgo se encuentra dicho artefacto. Eso dicen.
La guerra total que se está viviendo en Ucrania no nos cabe en la cabeza. Muertos por miles, cientos de civiles, niñas y niños por doquier, ciudades derrumbadas, nos traen a la memoria etapas aciagas de la historia reciente. ¿Cómo es posible que haya ocurrido? ¿Qué teorías hay detrás de la decisión de Putin de invadir Ucrania? ¿Quién es el ideólogo que ha determinado el sino del actuar ruso? Una persona. El filósofo ruso Iván Aleksándrovich Ilyín. Firme defensor del nacionalismo y de la tradición rusa, donde la religión ortodoxa ocupa un lugar preeminente, este personaje era partidario de un autoritarismo político duro. Putin quiere recuperar el esplendor de la cultura y los territorios de épocas precedentes, caiga quien caiga. El pope Cirilo le apoya en su cruzada. El futuro no es muy halagüeño.