Javier Ortega, ¡otro perrito piloto! en la tómbola política
Está visto que ahora en la tómbola política la inutilidad tiene premio, pese a que el ex presidente de las Cortes, Luis Fuentes, no haya podido comprobarlo. ¡Otro perrito piloto! Ahora para el inapreciable ex consejero de Cultura y Turismo de Ciudadanos, que jamás pintó nada en la cartera que presuntamente le tocaba gobernar, porque se la tocaban y se la desgobernaban todos los días desde el Ala Oeste del gobierno. El caso es que el brigada protésico dental, Javier Ortega Álvarez, tal y como figuraba en su biografía oficial del Consejo de Gobierno, decidió borrarse del mapa en campaña y no acampañar a Igea en el hundimiento de Ciudadanos. Si os he visto, queridos Igea, Amigo y Casado, no me acuerdo. Y se esfumó. Roma no, pero la política sí paga traidores. Y en una de las más infames puertas giratorias que se recuerdan desde los tiempos de la Corte en Valladolid, aparece Ortega, sin Gasset, como jefe de servicio de la consejería que él mismo presidió hace sólo tres meses. Y todo porque el señorito, funcionario del Ministerio de Cultura, del que es archivero, tenía que ir a diario a Madrid al tajo, después de perder la plaza en el Archivo de Simancas cuando enloqueció por la política, el coche oficial que lo llevaba y lo traía de gira y ronda, y un despachote molón en el Monasterio del Prado. No se vio en otra. No se verá otra igual en política. Él llegó para gozar del sillón y el coche oficial y le era indiferente ser pisoteado a diario no sólo por su superior, sino también por sus inferiores. El caso es gozar de prebendas políticas que para eso han llegado algunos a esta vida. ¡Cómo para importarle lo más mínimo su vergonzoso y vergonzante nombramiento de ayer mismo. Llámame mirlo y dame una jefatura de servicio, que ya me encargaré yo de no pegar un palo al agua. El bochorno que no cesa. ¡Otro perrito piloto!