Inexplicable
Hay cosas que por mucha explicación técnica o teórica que puedan tener resultan inexplicables en la práctica para el común de los mortales. En primer lugar que un país como España y, especialmente, una región como Castilla y León con una de las mayores superficies cerealistas de Europa, pueda verse afectada por posibles problemas de abastecimiento de trigo, grano o cereal no se entiende fácilmente por mucha y lamentable guerra de Ucrania o huelga de transportes que haya.. Algo estaremos haciendo mal para que, después de años aplicando políticas restrictivas a la producción del sector primario en virtud de la PAC, tengamos que sufrir amenazas de desabastecimiento de productos básicos y, por otro lado, se tengan que tirar miles de litros de leche por la huelga del transporte. Algo no se ha planificado bien cuando la caída de los precios en origen está llevando a la ruina al sector primario y a la falta de relevo generacional al tiempo que se vacían los supermercados.
Otro desabastecimiento que no se explica es el de la mano de obra en casi todos los sectores económicos y productivos de nuestro país. Es posible que haya profundos análisis económicos que traten de explicar cómo es posible que en un país con una tasa de paro en torno al 13% pueda haber tantos problemas para encontrar trabajadores y profesionales a los que contratar. En el sector hostelero faltan camareros preparados, en el sector del turismo y la hotelería no se encuentran profesionales cualificados, en el sector de la construcción resulta imposible encontrar personal preparado. Hoy día conseguir un electricista, un fontanero o un albañil aunque sea para una reforma doméstica se ha convertido en un auténtico milagro. Quizá haya una explicación teórica sobre esta situación pero desde el sentido común resulta incomprensible y la única explicación real tiene más que ver con un sistema cada vez más subsidiado que, por desgracia, está alimentando la economía sumergida y una deficiente gestión de las prestaciones sociales. En un Estado social y democrático de derecho hay que contemplar herramientas de redistribución de las rentas que apoyen a los más desfavorecidos pero eso debe ser compatible con sistemas de control que favorezcan a los que realmente lo necesitan. No es cuestión de apelar a viejos valores vinculados al esfuerzo, al trabajo y a la superación que parecen de otra época, pero está claro que en una ecuación en la que los empresarios no encuentran trabajadores y hay más de tres millones de parados cobrando el desempleo algo está fallando o algo no estamos haciendo bien.