Diario de Castilla y León

REGALADO

De la cortesía parlamentaria a la mala educación

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ALGUNOS SABRÁN mucho de cortesía parlamentaria, especialmente porque llevan media vida empotrados en un sillón del hemiciclo regional bien aliviados de billetes públicos, pero demostraron que les escasea la educación, que es uno de los elementos por los que se mide a las personas, especialmente cuando esas personas no se representan a sí mismos, sino a los ciudadanos. Curiosamente ayer el PSOE se quedó sin argumentos para arremeter contra VOX. Los radicales ayer se exhibieron en las filas socialista, dejando en evidencia al respeto que merecen las siglas de su partido. Cinco, sólo cinco, negaron el saludo al recién elegido presidente de las Cortes, Carlos Pollán, una persona decente de León al que la mayoría parlamentaria, como dictan las reglas democráticas, decidió convertir en la segunda autoridad institucional de Castilla y León. Cinco, sólo cinco, de las filas socialistas le negaron el saludo y con ello lo único que pusieron en evidencia fue su nula educación. Si querían dar la nota, lo consiguieron, dejando en evidencia a su propio partido. No parece del más mínimo sentido común negarle el saludo personal al que las reglas de la democracia han designado para llevar las riendas de las Cortes de Castilla y León. Los cinco procuradores de la vergüenza, que ayer avergonzaron a su partido porque se mostraron exentos de educación. Seguramente se sentirán muy ufanos de proeza. El caso de alguno, como Pedro González Reglero, que ha protagonizado el anterior mandato varios incidentes más propios de kale borroka que de la disputa parlamentaria, a nadie extrañó, pero sí el de alguna como Patricia Gómez Urban, cuya progresión política quedó varada en las moqueta del hemiciclo. Ayer los radicales, cinco, sólo cinco, estaban en las filas del PSOE. Y recibieron una lección contundente VOX en la figura del nuevo presidente de la cámara, que no perdió la compostura en ningún momento, pese a la infantil actitud de estos cinco maleducados. Tudanca tuvo más motivos ayer para sentirse avergonzado de esos cinco suyos que de la entrada de VOX en el gobierno de la Junta. A los contribuyentes nos cuesta una billetada al año ese parlamento de 81 individuos e individuas. Suficiente como para que, ya que no hacen mucho más, al menos mantengan la compostura y las formas en el lugar en el que reside la soberanía popular. En sus casas, como si mean más allá de la taza del váter. Allá ellos y su higiene personal.

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