Diario de Castilla y León

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EN LA MITOLOGÍA griega, antes de que Zeus se convirtiese en padre de dioses, mujeres y hombres, existieron otras divinidades que gobernaron el mundo. Los titanes y las titánides. Doce en total. Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto y Crono fueron el primer grupo de titanes. Febe, Mnemósine, Rea, Temis, Tetis y Tea pertenecieron a la primera generación de titánides. Juntos formaron una raza poderosa de deidades dedicada a establecer y guiar los designios de los pobres y desventurados mortales. Durante el tiempo que permanecieron en el poder lucharon contra viento y marea, padres e hijos incluidos, para que el equilibrio de la tierra no se perdiera. Su inteligencia y perspicacia hizo que conservaran una posición preeminente a lo largo de los siglos. Las batallas que narran y describen los escritores griegos contemporáneos son épicas. La película Furia de Titanes refleja el ambiente sensual, despótico y vengativo que existía entre dioses, criaturas y semidioses. Traiciones, adulterios, fornicaciones, infidelidades y mentiras estaban a la orden del día.

La votación de la reforma laboral en el Congreso de los Diputados ha puesto a prueba, una vez más, el funcionamiento de la institución básica de la Nación española. Nervios por doquier, bancadas enfrentadas, discursos apocalípticos y rostros serios y tensos, fueron la tónica general de la sesión ordinaria. El foco de atención estuvo en los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro. Votaron en contra de la orden dada por el partido político al que pertenecen. A eso se llama coincidir con las siglas a las que representan.

Pero, contra todo pronóstico, apareció en escena la figura de un diputado del Partido Popular, con la cara desencajada, que había votado telemáticamente a favor de la reforma laboral auspiciada por la vicepresidenta Yolanda Díaz. Increíble pero cierto. Esto no habría ocurrido ni en las mejores historietas de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio. Así es la vida. Lo que fue un simple error humano, los afrentados lo transformaron en una batalla política. Ha sido un letrado del Congreso de los Diputados el que ha avalado jurídicamente la votación, verificando que el procedimiento seguido fue conforme a Derecho y que el anuncio de la aprobación de la tan ansiada reforma proclamado solemnemente por Meritxell Batet fue correcto. Dice Séneca en sus Filípicas que errar es propio de cualquier hombre, pero solo del ignorante perseverar en el error. Que se lo digan a Casero.

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