Un descenso continuado y rápido de la tasa de contagio
La sexta ola de la pandemia del Covid va camino de convertirse en historia. Su desacelación es acelerada y continua, tananto que parece ya olvidada en la calle y entre lo ciudadanos. Una desaceleración que se hace notar ya en la Atención Primaria, que vivía el colapso de PCR y test de antígenos, además de los contagios, la mayoría de los cuales no sufrían la hospitalización, pero sí requerían de atención ambulatoria en los centros.
Y también en los hospitales, tanto en planta como en UCI, que, aunque bien es cierto, no llegaban en ningún momento a sufrir la presión de anteriores olas de contagio, no lo es menos que tenían momentos en los que sí estaban tensionados.
Los datos son claros, tanto en tasa de contagio, como en hospitalización y en el número reproductivo del virus, y todos reflejan una caída importante y, lo que es más reseñable, constante, lo que hace presagiar que va a seguir cayendo. Bien es cierto que lo que aún no desciende al nivel deseable, que sería cero, son los fallecidos.
Dicho esto, el declive de la sexta ola en Castilla y León continúa una jornada más cumpliendo con las previsiones de un descenso en la incidencia a un ritmo similar que en la escalada durante los meses de diciembre y enero. Los datos mejoran progresivamente, al tiempo que la tendencia se asienta más si cabe en una reducción muy clara de los indicadores. Una bajada tan evidente, que se puede apreciar, por una parte, en las tasas de contagio que registra el conjunto de Castilla y León, tanto a catorce días como a siete.
Buenas noticias, sin duda, pero que deben venir acompañadas de dos palabras clave: prudencia y responsabilidad. Nadie entendería que ahora se volviera para atrás y hubiera una nueva ola de nuevo con miles de contagios, por más que estos, gracias a la vacunas, sea mucho menos graves. Esa prudencia y responsabilidad es la que debe aplicarse, como está haciendo por otra parte la inmensa mayoría de los castellanos y leoneses. Y el mejor ejemplo de responsabilidad es la alta tasa de vacunación. Ese tiene que ser el camino.
No se puede pensar que todo ha pasado ya, que el Covid no está ahí. El mejor ejemplo es que aún es obligado el uso de la mascarilla en el interior y cuando no se mantiene la distancia. Aún queda camino por recorrer y por esa razón no pueden bajarse los brazos, pensando que ya está todo hecho. Hay que seguir en guardia para que no haya pasos atrás. No puede haber nuevas olas, una cosa es que haya que vivir aún con el Covid y otra bien distinta es que se crea que ya no hay que tomar medidas porque ya no se producen contagios. El descenso del contagio es rápido y continuado, pero aún se debe seguir siendo responsables.