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DESPUÉS de varias semanas siendo el centro de atención de España y el foco de todos los medios de comunicación nacionales habría que plantearse si la imagen que hemos dado se corresponde con la realidad de Castilla y León. Una pregunta que nos lleva a cuestionar si igual se nos está yendo un poco de las manos el discurso del campo, el tractor y las ovejas. En Castilla y León hay muchas más cosas que tractores y granjas y, sin embargo, la imagen que la mayoría de los españoles ha percibido de Castilla y León es la de una región eminentemente rural. Lejos han quedado los esfuerzos de cientos de investigadores, científicos y profesionales por visibilizar su trabajo en materias como el sector tecnológico, I+D+I, la industria aeronáutica, la ciberseguridad o el emprendimiento digital.

Está bien defender a los pueblos y garantizar todos los servicios básicos a la población rural en igualdad de condiciones, pero hay muchos autónomos y profesionales liberales en las ciudades que empiezan a estar bastante cansados del discurso, un tanto populista, de la boina y el paisanaje. Durante los últimos años hemos exaltado el mundo rural y el orgullo de ser de pueblo por lo que no puede extrañarnos ni molestarnos la imagen rural que hemos dado. Como si en las ciudades no hubiera problemas. Como si nuestros núcleos urbanos estuvieran llenos de jóvenes. Como si en las calles de nuestras capitales no hubiera cientos de locales comerciales cerrados. Basta con dar una vuelta cualquier miércoles a las 12 de la mañana por la calle Santa Clara en Zamora, por El Collado en Soria o por la calle Santiago en Valladolid para ver el panorama. Se te cae el alma. Mientras cualquier capital del mundo es un hervidero a esas horas aquí apenas hay movimiento.

Nos hemos concentrado tanto en el mundo rural que se nos ha olvidado que quienes más sufren la despoblación y el envejecimiento son nuestra ciudades. Los jóvenes se van fundamentalmente de nuestras ciudades y el talento joven se fuga de nuestras Universidades. La defensa de nuestro medio rural es necesaria y legítima pero no debe ocultar la realidad social y económica de una región que cuenta con nueve capitales de provincia además de otros catorce nucleos urbanos con más de 10.000 habitantes. Una realidad urbana que sufre, tanto o más que los núcleos rurales, los problemas de éxodo poblacional y envejecimiento. 

Ahora que han pasado las elecciones los focos se irán apagando, la presencia de políticos nacionales se desvanecerá y nos quedaremos solos los castellanos y leoneses con nuestros retos, nuestros problemas y nuestras preocupaciones no sólo en los pueblos sino en toda la Comunidad.