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JAVIER RAMÍREZ UTRILLA

El misterio de los programas

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EL MISTERIO DE los programas electorales está a la altura de los grandes enigmas de la Humanidad. Encontrar a alguien que se haya leído los distintos programas de los partidos para decidir su voto podría dar para tres o cuatro programas de Cuarto Milenio. Una cuestión indescifrable que conecta directamente con otra de mayor dificultad y calado: ¿Cuáles son los criterios entonces de los soberanos electores a la hora de elegir su voto a uno u otro partido?

Se trata de preguntas sin una respuesta clara que, por otra parte, tampoco interesa mucho investigar para no llegar a conclusiones que pudieran hacer tambalear el propio sistema de democracia representativa. No obstante, durante estos días hemos visto como la mayoría de los partidos políticos cumplían con el ya clásico ceremonial de la presentación de los programas electorales por toda la geografía de Castilla y León. Un acto que, junto con la pegada (física o virtual) de carteles o la presentación de candidaturas son ya un hito inevitable en toda campaña que se precie.

En el caso de la presentación de programas últimamente suelen ser actos que se han quedado reducidos a una nota de prensa, unas cuantas fotos de los candidatos, tres o cuatro medidas “estrella” y, como mucho, el número de medidas presentadas por cada uno a modo de valoración al peso como el pescado. Todo lo demás se convierte en una especie de agujero negro en el que se diluye el contenido íntegro de las propuestas y los proyectos políticos que deberían ser el factor decisivo para elegir el voto. En este contexto cabe preguntarse por qué vota la gente a uno u otro candidato. ¿Porque le cae bien?, ¿porque le parece simpático?¿porque sale mucho en la tele? ¿porque habla bien? ¿Porque parece majo? Por muy superficiales que parezcan estas preguntas desgraciadamente pueden ser decisivas a la hora de otorgar la Presidencia de la Junta a uno u otro partido. Y más con un porcentaje de indecisos que probablemente sean los que inclinen la balanza electoral.

Teniendo en cuenta que ya nadie se cree las promesas de campaña conscientes de que se incumplen sistemáticamente sin que pase nada, los debates electorales se han convertido en la clave fundamental de las campañas. Habrá que cruzar los dedos y confiar en la tradicional sensatez y sabiduría de los castellanos y leoneses para que, voten a quien voten, lo hagan por convicción a quienes consideren más capaces y preparados para Gobernar esta tierra. 

Para simpáticos y majos ya tenemos a Boris Johnson en Reino Unido y así les va.