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AL PARECER se avecinaba para el caducado fin de semana una ola de frío. Frío extremo, decían. Y el abrigo lo hemos tenido puesto fuera de casa, sí, pero nada inhabitual para estas fechas. Frío, quizá, el que se siente cuando se ve al tal Zapatero abrazando a Tudanca, en tribal gesto. Solo con pensar el desastre al que condujo, con consciente soltura y autosatisfacción, el leonés de parto vallisoletano a toda la nación provoca un escalofrío de magnitudes siderales. ¿De verdad que cree el candidato socialista que esa foto le otorga solidez y votos?

Sin desmerecer lo gélido de la política en Castilla y León, en la que se echan en faltan argumentos y transparencia, y en la que sobran tópicos lánguidos y desgastados de meseta siberiana, volvamos al termómetro. Puede que me equivoque, pero cada vez tiene menos fans la división estacional del año natural. Y crecen los suscriptores de una temperatura y elementos meteorológicos estandarizados y suaves para los doce meses que van desde enero hasta diciembre.

Parece que hasta que hiele en invierno está sometido a la queja, la indignación y la política de la censura tan de moda, tan propia de sociedades y mentes que solo aceptan modos estandarizados y de muy ligera variación en los pensamientos e ideologías (para la mayoría no cabe hablar de actitudes, hechos, pues entonces el primer sujeto diana de sus críticas sería ellos mismos).

Mientras rompo con una barra de hierro una leve lámina de hielo en las pilas donde bebe el ganado, recuerdo los tiempos de chaval, detrás de una pelota. En aquel campo de tierra donde después emergió el edificio de El Corte Inglés, en los alevines del Real Valladolid. Luego, con la SDI Zorrilla, el equipo del instituto, en terrenos con barro, hielo, bajo una niebla persistente. Con charcos tan profundos que los piscinazos eran tan reales que la simulación no apetecía mucho. Con aquellos campos y temperaturas casi nadie jugaría hoy, apelando a los Derechos Humanos.

Cualquier tiempo pasado no fue mejor. Aunque, sin duda, sí más propicio para la entrega. Y más frío.