Diario de Castilla y León

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A LOS políticos tránsfugas, en general, no les gusta que les digan que lo son. Están mucho más cómodos con la denominación de no adscritos, así que cuando abandonan el grupo político por el que fueron elegidos en muchas ocasiones se esfuerzan en conseguir que todo el mundo se refiere a ellos siempre como no adscritos y nunca como tránsfugas. Esta especie de eufemismo cala entre los políticos que, siguiendo fieles a sus formaciones, le resulta útil el apoyo de los tránsfugas. Así que normalmente quienes están en equipos de gobiernos y reciben apoyos puntales o constantes de quienes dejaron sus grupos originales,  tratan  con no adscritos, nunca con tránsfugas. Ya se sabe que hay cosas que muchas personas, a fuerza de repetirlas, acaban creyéndoselas, aunque no sean correctas. Un ejemplo en esta legislatura sobre tránsfugas y no adscritos es El Burgo de Osma. Hay muchos más, claro, a lo largo del territorio nacional y regional, pero en el ayuntamiento soriano se ha llegado a preguntar la opinión del Consejo Concultivo. Querían ver si es correcto y moralmente admisible dar representación en comisiones delegadas a un concejal no adscrito. En El Burgo, dos concejales son no adscritos, porque dejaron el PP para incumplir la orden de romper el pacto de gobierno con el PSOE. Uno de ellos apoya al PP en Diputación, así que allí no es tránsfuga, es no adscrito para el equipo de gobierno. El otro apoya al equipo de gobierno que ahora dirige un alcalde de la Plataforma del Pueblo Soriano, para el que, por supuesto, es un concejal no adscrito, nada de tránsfuga. Pero el empecinamiento del PSOE –enfadado porque no pudo mantenerse en el gobierno municipal como quería, con el apoyo de los dos no adscritos, que entonces no debía considerar tránsfugas– en no se dieran cargos a un tránsfuga, como se establece en el pacto antitransfuguismo, el Pleno del Ayuntamiento burgense acabó pidiendo la opinión del Consejo Consultivo. Y ha habido algún chasco importante, porque el dictamen es muy claro: «La decisión de un concejal de abandonar el grupo municipal por el que fue elegido, pasando a la situación de concejal no adscrito, ha de calificarse como un supuesto de transfuguismo». No hay eufemismos que valgan. En principio, porque como el dictamen no es vinculante, algunos ya han iniciado el camino de volver a cargarse de argumentos para seguir engañándose y hacer distinción entre no adscrito y tránsfuga donde no hay diferencia alguna. El problema, al final, es de moral, así que no queda más remedio, a veces, que recurrir a los eufemismos para distraerla.

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