Rasgarse las vestiduras
LO MALO DE estarse rasgando las vestiduras todo el tiempo es que te puedes quedar en pelotas y en política, de tanto que se habla, muchos se acaban contradiciendo a sí mismos o dando bandazos. El problema es que luego la hemeroteca te sacan los colores. Así que es mejor contenerse que salir en trombra como han salido personajes públicos de mayor y menor calado a resultas, por ejemplo, de los polémicos mensajes rescatados del Twitter del candidato de Vox a presidir la Junta de Castilla y León. Vaya por delante que la respuesta que ha tenido el partido y el candidato va en las antípodas de lo oportuno porque, para empezar, no piden disculpas a quien se hubiera sentido ofendido y tendría que haberlo hecho por mucho que quiera justificar que aquello fueron pecados de juventud y que ahora son otros tiempos. Dicho esto, volvemos a quienes se rasgan las vestiduras por los comentarios del candidato burgalés de Vox entre un grupo de amigos sin trascendencia pública y, en cambio, tienen unas tragaderas enormes con las salidas de tono de quienes se acercan más a sus postulados políticos. En Burgos hemos tenido el caso de una concejal del tan radical o más en sus planteamientos y su postureo político, en este caso de ultraizquierda y antisistema. Pocos se rasgaron entonces las vestiduras. Esta concejal acudía sin reparo a los plenos municipales con camisetas de apoyo a los agresores radicales independentistas vascos que apalizaron a dos guardias civiles en Alsasua. En varias ocasiones lució una camiseta con una leyenda en catalán reclamando la libertad para los «presos políticos» en referencia a los golpistas de la Generalitat juzgados y encarcelados con todas las comodidades en prisiones de Cataluña. Por no mencionar las que se ponía para pedir desde el Pleno municipal la autodeterminación en ambas comunidades. Los concejales del PSOE se sentaban a su lado y nunca dijeron nada. Tan incómodos no estarían. Toma embudo. Esto es en lo que ha derivado hoy la política, antaño un arte y hoy un zafarrancho
Pero en el fondo a Tudanca le vendrá bien el ascenso de Vox porque podrá reemplazar la autocrítica si sufre la derrota electoral que pronostican las encuestas con arrebatadas críticas al ascenso de la ultraderecha olvidando de que la gente vota lo que le da la gana porque a quién se parece la gente es a sí misma no a ningún partido por eterno y evanescente que pueda ser. El voto no tiene más dueño que quien lo deposita en la urna y tan merecido lo tiene Mañueco, como Tudanca o como los candidatos de Vía Burgalesa, aunque tengan más pasado que futuro. Las encuestas les han recibido con una expectativa del un 0,4% de los votos por lo que se quedarán en agencia de colocación de políticos fugaces y aspirantes eternos.