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Ignacio Ramos Gorostiola

El trabajo híbrido, la gran oportunidad

Ignacio Ramos Gorostiola es director corporativo de People Strategy and Infrastructures de GMV

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Desde el principio de la pandemia la frase «el teletrabajo ha venido para quedarse» se repetía insistentemente en todos los foros y se podía pensar que ese podría ser el modelo de trabajo futuro. Es obvio que el teletrabajo, aún con las dificultades de implantación por las circunstancias en las que hubo que hacerlo, permitió que muchas empresas pudieran continuar su actividad, algunas en modo nominal y otras en un modo degradado. Eso llevó a personas a cuestionar cuál es el interés de ir a la oficina «si el trabajo está saliendo».

El teletrabajo ha permitido deslocalizar el lugar desde donde se trabaja, reduciendo considerablemente los desplazamientos, especialmente en núcleos de elevada población, sus costes e incluso pudiendo trasladarse a vivir a otros lugares con arraigo personal. Desde el punto de vista empresa, se ha conseguido mantener el nivel de actividad. Todo esto es cierto en el corto plazo, pero es necesario hacer una reflexión profunda en un doble sentido, ¿se podría haber mejorado la eficiencia con otro modelo de trabajo si no hubiera llegado tan bruscamente?, ¿el modelo es sostenible en el largo plazo tanto para la persona como para la empresa?

En cuanto a la eficiencia, a medida que vamos compaginando actividades en remoto con determinadas actividades en presencial, vamos constatando que la interacción personal genera eficiencia en muchas actividades frente a la realización de las mismas por medios telemáticos, como son en aspectos de innovación, aprendizaje, desarrollo, resolución de problemas, negociación, comunicación, etc. La virtualidad es bidimensional y empobrece la riqueza de la interacción cara a cara, especialmente cuando el número de personas interactuando crece.

En lo que respecta al largo plazo, el trabajo en remoto genera aislamiento de la persona y pérdida de la relación social que aporta el entorno laboral, llegando incluso a la propia desafección personal. Por otro lado, el teletrabajo genera la pérdida de vínculos entre las personas que la componen que son esenciales para la transmisión de la cultura y los valores de la empresa, así como la transferencia de conocimiento que es absolutamente necesario para el desarrollo de las personas y la sostenibilidad en el largo plazo.

El gran reto ahora es definir modelos sostenibles que consigan un adecuado equilibrio y aúnen las ventajas que cada uno de los modelos, oficina y remoto representan. Se trata de identificar qué entorno y modo de trabajo son los más adecuados en cada momento. Es aquí donde el modelo de trabajo híbrido, por el que sin duda apostamos, gana todo el sentido.

El éxito de los nuevos modelos de trabajo se fundamenta en los principios que lo rigen, más que en un determinado plan, colocando a las personas en el centro de la organización y potenciando la figura del líder como elemento relevante en su implantación. Necesitamos:

A) Promover una cultura de confianza, responsabilidad y compromiso: es importante el trabajo conjunto de los responsables y los equipos de manera que establezcan la organización del trabajo, asegurando así el cumplimiento de los compromisos de la empresa.

B) Basar los modelos de gestión en el valor aportado por cada persona, frente a modelos presentistas y orientar a las personas hacia la consecución de resultados.

C) Optimizar la organización del trabajo, de manera que se haga en remoto aquellas actividades que impliquen mayor trabajo individual y se lleve al entorno de la oficina todas aquellas que conviene realizar en contacto personal. En definitiva, dar sentido a para qué ir a la oficina, para qué es imprescindible que los equipos se junten presencialmente, y organizarlo de manera que se puedan conjugar los intereses de las personas y de la empresa.

D) Asegurar la transmisión de la cultura empresa, generando una mayor cohesión entre equipos y que las personas se sientan involucradas con el proyecto. Este punto es especialmente relevante si pensamos en la integración de personas jóvenes de reciente incorporación, que pueden tener de entrada mayores dificultades para desarrollarse en el mundo laboral si no tienen a su lado referentes de los que poder aprender de forma natural.

E) Potenciar la cultura de la comunicación, tanto a nivel individual como colectivo, garantizando que toda la información necesaria y relevante fluya de manera uniforme y eficaz a los equipos. La información debe compartirse proactivamente, de forma periódica, involucrando a todas las personas del equipo, estén o no en la oficina. Este aspecto requiere de una actitud positiva hacia la comunicación, así como de los medios técnicos adecuados para el acceso a la misma.

F) Desarrollar las ventajas competitivas de la empresa como elemento clave para su sostenibilidad, donde la innovación juega un papel relevante, y que requiere de momentos de concentración individual, pero de muchos momentos de trabajo en equipo, donde esa innovación se potencia. En los modelos híbridos han de crearse los espacios y encuentros necesarios que lo fomenten y faciliten.

G) Apostar por el permanente desarrollo profesional de las personas. En este sentido la formación juega un papel esencial, requiriendo evolucionar las estrategias de aprendizaje, modelos y tecnologías, a los nuevos contextos, tanto en contenido como en formatos utilizados, de manera que podamos dar respuesta a las necesidades formativas, tanto en presencial como en remoto, presentes y futuras.

H) Reestudiar los espacios, las infraestructuras y los medios necesarios para que el trabajo pueda desarrollarse eficientemente, siendo la flexibilidad un elemento clave. La inversión en tecnologías para trabajo colaborativo, servicios en nube o acceso seguro es otro de los ejes de actuación que nos permiten trabajar eficientemente de manera remota.

I) Disponer de buenas comunicaciones en el lugar de trabajo remoto, tanto físicas para el acceso a los centros de trabajo con alguna frecuencia determinada por el tipo de actividad, como telemáticas, con redes de banda ancha que permitan accesos a datos y videoconferencias de alta calidad.

El modelo de trabajo híbrido permite conjugar las ventajas del trabajo remoto y las del trabajo presencial, ofreciendo la oportunidad de obtener una mejor productividad, sostenibilidad e impulso a un bienestar más amplio para todos.

En GMV, con más de 2.500 personas en 11 países, con una de sus sedes más importantes en el Parque Tecnológico de Boecillo de Valladolid desde 1998, donde se lideran actividades tecnológicas relevantes como sistemas inteligentes de transporte o servicios de ciberseguridad, hemos puesto en marcha este modelo de trabajo híbrido, combinando de forma efectiva trabajo presencial y remoto. Esta modalidad afecta a todas aquellas actividades susceptibles de realizarse de manera remota, alcanzando aproximadamente el 90% de la plantilla. A diferencia de otras empresas que han adoptado modelos rígidos y no adaptados, ni a la situación de las personas ni a las necesidades de la empresa, el modelo híbrido de GMV se basa en la confianza en las personas, cualidad que han demostrado a lo largo de toda la historia de la empresa, y en la flexibilidad, poniendo en manos de los equipos y sus responsables la organización del trabajo.