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TAN SOLO POR cuestión de días los consejeros de Ciudadanos no se comen el turrón en sus despachos con su amplio ejército de asesores/as, secretarios/as, colaboradores, jefes/as de prensa… Aunque veía venirse desde hace tiempo el abrupto divorcio de ese matrimonio de conveniencia mal avenido en la Junta entre PP y Ciudadanos, parecía que los Consejeros naranjas pasarían la Navidad con sus coches oficiales, conductores, despachos y equipos de confianza a punto. Sólo por cuestión de días se comerán el turrón de vuelta a sus anteriores dedicaciones aunque eso no debería suponerles, dada su innata condición regeneradora, ningún trastorno. Hay que tener en cuenta que siempre han presumido de ser profesionales independientes totalmente ajenos a cualquier ambición política, cargo o sillón por lo que es de esperar que este regreso precipitado al mundo de los mortales no ha de comportarles ningún problema. O no. Ya veremos. Lo que es seguro es que algunos de los que más han presumido de profesionales independientes temporalmente dedicados a la política se han acostumbrado muy rápido a los grandes despachos, a los coches oficiales, a las secretarias/os y a los permanentes halagos de su círculo de confianza, lo cual no ayuda en nada a este aterrizaje forzoso a la dura realidad.  En su descargo hay que decir que esa progresiva metamorfosis en algunos casos se debe a su círculo de colaboradores más cercano que , por su propio interés, se encargan de endiosarles encerrándoles en una burbuja infranqueable capaz de convertir personas normales y cercanas en personajes inaccesibles e inalcanzables para el resto de los mortales.

El caso es que todos esos cargos y personas de confianza que han quedado tendrán que elegir ahora entre la lealtad a quienes les han nombrado para poder ‘presumir’ en campaña de la gestión realizada o convertirse milagrosamente a los principios populares del nuevo Gobierno. A la vuelta de la Navidad podremos diferenciar quien por dignidad y coherencia decide irse (alguno ya lo ha decidido aunque no lo comunique hasta la vuelta de Navidad), de quienes se postren a los pies de sus nuevos jefes abrazando los nuevos postulados del Gobierno con tal de mantenerse en el cargo,  al más puro estilo de Marx (Groucho). Estos son mis principios…

Se coma donde se coma cada uno el turrón, en estos días navideños hay que desear a todos la máxima felicidad y a algunos de ellos que lleven tanta paz como descanso dejan.