Una auténtica fechoría
Que conste. El ataque a la libertad de prensa, que quieren perpetrar en el Congreso de los Diputados los partidos de la liga y del bozal Frankenstein, no tiene nombre ni recorrido. Sus Fechorías Progresistas –llamarles Señorías es como piropear al rocín de Sancho Panza con un clavel de Villalón– quieren evitar, como sea y en todo momento, las preguntas incómodas de los periodistas incómodos. Así que han puesto manos a la obra. Capitaneados por un Rufián impune –que piensa que todo el mundo es golfo, y quien no lo sea un hostión en los morros–, ERC, PSOE, Unidas Podemos, PNV, EH-Bildu, JuntsxCat, PDCat, Más País-Equo, CUP, Compromís, BNG, y Nueva Canarias quieren que las cosas funcionen a la medida inclusiva de su bragueta, en donde toda entra y sale según su barjuleta. En consecuencia, le han mandado a su presidenta, Meritxell Batet –la catalana que quita y pone, pone y quita como si fuera la costurera de la Celestinica– un texto de subido tono pornográfico: que para «el buen funcionamiento de las ruedas de prensa en el Congreso de los Diputados sin poner en riesgo la libertad de información y el buen clima que siempre ha existido», no se conceda la palabra a los periodistas que indagan en las bajuras de sus Fechorías. Comprensible, pues no hay nada tan pesado como una mosca cojonera que todo lo convierte en mordida gacetillera. Pero claro, ¿quién ata esta mosca por el rabo? ¿Cómo hablar en abierto de buen clima sin lesionar la verdad, la libertad, y las braguetas de sus Fechorías? Imposible. Ya. Pero como para estas fechorías, que pagamos de nuestro bolsillo todos los meses, no hay nada imposible, quieren suprimir de un plumazo, desde su asquerosa dimensión totalitaria y fascista, el cuarto poder de Burke, la Constitución, y la libertad. Una auténtica fechoría propia de políticos en plena descomposición frankensteiniana.