Diario de Castilla y León

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ESTOS días ha habido un gran barullo político en Soria por la condena a la privación del carné de conducir durante ocho meses y una multa al alcalde de Almazán, el socialista Jesús Cedazo, que se salió de la carretera y se despeñó cien metros y luego dio positivo en alcoholemia. La impresión es que el PSOE soriano habría dejado pasar el asunto si no llega a trascender, pero cuando se publicó finalmente no tuvo que hacer nada, ya que fue el propio alcalde el que pidió la baja del partido y renunció al acta de diputado provincial, aunque decidió seguir como alcalde, algo que puede hacer porque los concejales socialistas le van a seguir apoyando y manteniendo en su grupo, aunque ahora como independiente. Esa solución no ha contentado a la oposición de Almazán, la Plataforma del Pueblo Soriano y el Partido Popular, porque lo cierto es que lo habitual en los últimos tiempos, con diversas excepciones, es que en un caso similar se dejen todos los cargos. Se puede hablar de si es justo o no, porque es cierto que no hay una inhabilitación judicial para ejercer cargo público, pero también lo es que cada vez se exige más ejemplaridad a los representantes políticos y evitar el alcohol y la conducción se ha convertido en un caballo de batalla social desde hace tiempo por las consecuencias trágicas que muchas veces conlleva. Hace años no era así y hasta se permitían tasas de alcoholemia que hoy son de delito. Respecto a esa justicia o injusticia de las consecuencias políticas de un positivo en alcohol, el alcalde de Soria, Carlos Martínez Mínguez, lamentaba que se pudiera truncar una carrera política por un error así y afirmaba que quizá el listón esté demasiado alto. Pero lo que no dijo es quién ha establecido la altura de ese listón, que no son otros que los políticos. Además, no hay problema en aplicar ese nivel al rival político, pero muchas veces se es mucho más comprensivo cuando el afectado es un compañero de partido. El listón inicial en el caso de Almazán es el mismo que los propios socialistas han puesto en casos ajenos, y también propios. Y también es el mismo que el PP ha colocado a los rivales, y también a casos propios. En el caso soriano, las consecuencias más graves de esa norma no escrita se han salvado y el segundo ayuntamiento de Soria en número de habitantes sigue bajo control socialista, sin descartar, como han dicho, que para las próximas elecciones el afectado pueda ya estar reintegrado en el partido. Tal vez sea cierto que el listón esté alto, como lo es que en el caso de Almazán se ha rebajado.

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