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EL EDIFICIO más alto del mundo no está en Occidente, sino en Oriente. Es espectacular. La Torre de Babel contemporánea. Es el rascacielos más grande construido por el ser humano. El One World Trade Center o el Empire State Building de New York se han quedado pequeños. Tiene 828 metros de altura. Su morfología y grandiosidad quita el hipo. Conocido por el nombre de Burj Khalifa, constituye la parte central de un complejo urbanístico denominado Downtown Dubái, con un diámetro de dos kilómetros, situado junto a la avenida Jeque Zayed, que atraviesa transversalmente la ciudad, capital de uno de los siete territorios de Emiratos Árabes Unidos. Una delicia para arquitectos y viajeros.

Ha sido la película ‘Misión imposible: Protocolo fantasma’, dirigida por Brad Bird, producida por J.J.Abrams y protagonizada por Tom Cruise, la que ha hecho que tengamos en la retina las extraordinarias vistas que se vislumbran desde diferentes partes de la megalítica estructura.

Ciudad de la luz, del agua y de la arena, Dubái se ha convertido gracias a Mohammed bin Rashid Al Maktoum en un lugar donde el desarrollo, el cambio, el progreso, las últimas innovaciones, el afán por transformarse y adaptarse a las circunstancias del mundo actual, son parte del día a día. Muchos le consideran un adelantado a sus tiempos. La ciudad que hace setenta años no era más que un territorio apenas conocido, habitado por pastores y comerciantes, se ha convertido en un lugar que, como un imán, atrae a curiosos y turistas de todo tipo.

Sin embargo, lo más llamativo de este misterioso y atractivo territorio no es solo lo material, sino, especialmente, la vida de sus nacionales. Afables, educados, de trato fino y educado, están orgullosos de su país. De costumbres familiares bien arraigadas, son trabajadores, disciplinados y acogedores.

Esta actitud de los habitantes del emirato de Dubái se ha puesto de manifiesto en la crisis afgana. Hemos visto por televisión momentos dramáticos en los que la política talibán ha hecho que miles y miles de personas quieran huir de su país para encontrar otros lugares donde se viva mejor. Y el aeropuerto de Dubái se ha convertido en uno de los centros neurálgicos que han cooperado activamente con muchos países, entre ellos España, para facilitar la salida y mejora de vida de miles de afganos. Merece la pena conocer Dubái, su cultura, su lengua y sus gentes. No les defraudará.