Diario de Castilla y León

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LO DE todo para el pueblo pero sin el pueblo lo inventó el despotismo ilustrado. Buscaba el desarrollo político, económico y social de los estados y que los beneficios llegaran a los súbditos, pero sin contar con ellos, solo con los ilustrados. Hubo avances importantes en la Europa de la segunda mitad del siglo XVIII gracias a ese concepto político, pero hoy en día no tiene cabida en unas sociedades donde el valor superior es el de la democracia. Sin embargo, siempre está la tentación de gobernar sin contar con el pueblo una vez que han pasado las elecciones. Es lo que ha pasado en Castilla y León con la reforma de la Sanidad, donde los más ilustrados en Medicina estaban haciendo un plan en el que no se contaba con nadie y además se explicaba mal. En algo tan importante y tan valorado como la sanidad eso es siempre un peligro y la Junta de Castilla y León se encaminaba hacia el abismo hasta que el presidente, Alfonso Fernández Mañueco, aprovechó una proposición socialista para dar un golpe en la mesa y dejar descolocados al vicepresidente y portavoz, Francisco Igea, y la consejera de Sanidad, Verónica Casado. Ahora se contará con el pueblo, al menos con sus representantes más cercanos, los del ámbito local, para diseñar una reforma que afecta sobre todo al medio rural. Iniciarla sin consenso, ni siquiera diálogo, era un despropósito. La ilustración no vale en este caso y Mañueco lo sabe bien porque su partido está ampliamente representado en el mundo rural. Así que se ha llevado un aplauso general y además en el momento en que sus socios tienen difícil revolverse ante la amenaza de unas elecciones anticipadas que en estos momentos los destrozaría. Por ello, es además un acierto político, porque hace descender a la realidad a Ciudadanos en relación a su posición en el gobierno de la Comunidad. Saben que si tensan la cuerda le dan una alegría al PP, porque es al que más le pueden beneficiar esos comicios anticipados. Además, Mañueco podría sortear el límite de ocho años de mandato, ya que no los cumpliría todavía a la hora de optar a un tercer mandato, que es en ese momento cuando afecta la limitación. Porque en Castilla y León, a diferencia, por ejemplo, de Madrid, si hay elecciones anticipadas, la nueva legislatura sería también de cuatro años. En otras comunidades, como la citada madrileña si se anticipan los comicios el mandato es más corto, ya que se respeta el mandato  natural de la legislatura original. Otra consecuencia de ese adelanto es que la Comunidad dejaría de celebrar elecciones el cuarto domingo de mayo junto con los municipios y la mayoría de las autonomías. Igual esa diferenciación tampoco es mala.

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