¿Escudo social?
EL COMÚN DE LOS MORTALES
¿A QUÉ SE REFIERE exactamente el Gobierno de España cuando habla de expresiones como «escudo social»? ¿Al precio de la luz? ¿a la subida de la gasolina? ¿al incremento del 2,9% del IPC? ¿a la subida de precios de alimentos básicos? Hay que reconocer que nuestro Gobierno está cumpliendo fielmente su compromiso de no dejar a nadie atrás fundamentalmente porque a este paso no va a haber nadie que pueda ir hacia adelante.
No hay escudo social que valga frente a políticas económicas decimonónicas que conducen a la ruina de familias, autónomos y pymes que son precisamente la principal base social de nuestro país. Frente a falsos relatos de protección social y sloganes políticos vacíos sobre ascensores sociales la realidad abofetea permanentemente a la sufrida ciudadanía que tiene que aguantar cada vez mayores costes para afrontar su vida personal y profesional.
No se entiende qué escudo social puede justificar el escandaloso saqueo que las compañías eléctricas están ejerciendo sobre empresas y familias sin que el Gobierno sea capaz ni tan siquiera de explicar, ni mucho menos de adoptar medidas eficaces para evitarlo. Es más, el Gobierno ya se ha declarado incapaz de corregir esta tendencia en el corto plazo que continuará durante los próximos meses previsiblemente hasta febrero o marzo del próximo año.
Resulta paradójico que sea durante un Gobierno socialista cuando los ciudadanos se encuentren con los mayores problemas para pagar bienes tan esenciales como la luz, la calefacción, los alimentos o la gasolina. La subida del IPC en el mes de julio ha sido la más fuerte de los últimos años. El precio de la gasolina alcanza también sus máximos históricos. A ver qué escudo social aguanta un incremento del 17% en el precio de la gasolina en lo que va de año supuestamente por la cotización al alza del petróleo.
Magnífico argumento para eludir responsabilidades que sin embargo no funciona cuando el barril brendt se desploma en el mercado internacional. Por no hablar de lo que eso supone de aumento de costes empresariales de producción y de transporte para cientos de miles de pequeñas empresas que ya están con el agua al cuello. Y no sólo para las empresas, sino para millones de ciudadanos y consumidores que sufren también subidas muy por encima de las del IPC en alimentos tan básicos como la fruta, los huevos, el aceite o la carne.
En definitiva, todo un despropósito económico que sin duda se solucionará inmediatamente con la próxima subida del salario mínimo interprofesional cuya tramitación ya ha iniciado el Gobierno. Todo arreglado. Cómo no se nos habrá ocurrido antes.