Vuelos a ninguna parte
AHORA que ya estamos medio vacunados contra el covid nos vamos reconciliando con aquella costumbre que teníamos hace un par de años de irnos de vacaciones aprovechando el verano. Tanto es así, que en tres de los cuatro aeropuertos de Castilla y León van a volver los vuelos estivales a los destinos de costa más populares. A todos menos al de Burgos, donde sólo se mantienen, y siempre a medio gas, las conexiones con Barcelona, pese a que la compañía aérea que opera desde el aeropuerto burgalés de Villafría recibe una compensación de 1,2 millones de euros por operar ese destino. Con cifras similares, en otros aeródromos la oferta de destinos es mucho mayor, por lo menos en verano. La decadencia de la instalación aeroportuaria burgalesa ha sido muy acusada en el último lustro, aunque en ciertos momentos dio buenas cifras de ocupación en los vuelos cuando había destinos a los que volar. No hay cosa peor que recortar y recortar y, además, marear al cliente. Así es imposible fidelizar a nadie y lo único que se consigue es espantar a los posibles viajeros. Hoy en día para los burgaleses y, seguramente para otros castellano leoneses, es mucho más sencillo y barato volar desde Vitoria o Santander. Para ciertos destinos Valladolid puede ser también un aeropuerto operativo, pero lo que está claro es que el de Burgos ha entrado en barrena. Durante los últimos años ha corrido por la política autonómica una corriente que hablaba de especializar los cuatro aeropuertos de la Comunidad. Unos para viajeros y otros para mercancías. Al de Burgos siempre se le reserva este papel, supongo que fiados de la potente capacidad industrial y el gran foco logístico de la capital burgalesa, pero sin haber ahondado ni en las características del aeródromo burgalés ni en los requisitos del tráfico aéreo de mercancías. Sin ambages: para eso no vale. La pista es demasiado corta. Mucho. Y Aena no tiene la más mínima intención de prolongarla, además de que la orientación de la pista es tan particular que hay un par de cerros que estorbarían demasiado. Pero, además, es que no tiene sentido invertir para perder. Burgos está a 100 kilómetros por autovía del aeropuerto de Foronda, en Vitoria, que es el cuarto de España en tránsito de mercancías y además es una base de operaciones para Ryanair, que opera destinos nacionales e internacionales. Imposible competir desde Burgos con una pista de 2.100 metros que da sólo para aviones medianos con la pista de 3.500 de Vitoria que admite los grandes cargueros y da de sobra para el Boeing 737-800 que es el único avión que una Ryanair y que no podría despegar de Burgos con el pasaje completo. La única opción es que Villafría se especialice en enseñanza de pilotos y en ello está. Pero eso es como comprarse un Ferrari para enseñar a conducir.