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JAVIER RAMÍREZ UTRILLA

¿Libertad de expresión?

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MÁS VIEJO que el llover es el debate sobre los límites a la libertad de expresión y sus inevitables colisiones con derechos de terceros como el del honor, la intimidad o cuestiones relativas a la seguridad o el mantenimiento del orden público. Siempre ha habido opiniones de todo tipo más o menos restrictivas sobre el derecho de opinión o la libertad de expresión, pero lo novedoso ahora es que se sea defensor a ultranza de la libertad de expresión a tiempo parcial según qué casos.  

Y aquí topamos con ciertos temas sobre los que, más que libertad de expresión, se ha impuesto un pensamiento único derivado de lo políticamente correcto del que cualquiera que se aparte, al menos en público, corre el riesgo de ser socialmente linchado. No hay más que hacer la prueba preguntando a cualquiera que ejerza un cargo público.

Cualquier político mínimamente avezado sabe perfectamente que hay ciertos temas como la igualdad de género, el machismo, la inmigración o la xenofobia, en los que es mejor no entrar porque cualquier cosa que se diga, más allá de las verdades absolutas oficiales, la lías. Y a partir de ahí, lo más probable es entrar en una espiral en la que cuanto más lo trates de explicar más lo estropeas.

Sin entrar en valoraciones, lo cierto es que deberíamos ser lo suficientemente tolerantes como para admitir que en estos, como en cualquier otro asunto, puede haber distintas opiniones en base a esa libertad de expresión que tanto se defiende.

Es curioso que quienes no entienden que se pueda detener a un rapero por apología del terrorismo sean los mismos que impulsan la figura de la apología del franquismo como tipo penal. Y quienes se escandalizan y queman contenedores por la detención del artista Hasel son los que están pidiendo un mayor control de los medios de comunicación. Incluso algunos de ellos han puesto en cuestión por machistas o xenófobas la letra de algunas canciones de los ochenta pero no entienden que se detenga al rapero por injuriar al Rey o defender actitudes radicales y terroristas. Curiosa interpretación de la libertad de expresión.

No se trata aquí de defender ninguna posición radical sino de respetar las opiniones de los demás poniendo delante del espejo a quienes defienden la libertad de expresión sin ningún tipo de límite sólo para los que opinan como ellos. La libertad de expresión no puede ser ilimitada por mucho que eso afecte a creadores artísticos tan universales como el rapero Hasel.