Diario de Castilla y León

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HACE años, en una visita a una fábrica de alimentación, en la que había empresarios, políticos y periodistas, se guardaba cola, antes de pasar a la sala de producción, para llegar a un lavabo donde un directivo explicaba la normativa y la forma de lavarse las manos. El hombre repetía una y otra vez las instrucciones. Por curiosidad, rompí la uniformidad de la fila para asomarme a ver el mecanismo y el instructor se percató de mi acción, así que cuando me llegó el turno no me dijo nada y acerté a algo tan simple como usar el pie para dar a un pedal y que saliera agua y no recuerdo si otro para el jabón. El industrial se mostró satisfecho y destacó la importancia de la observación. Quizá me perdí alguna explicación sobre la legislación, pero observé la norma perfectamente. Tal vez por eso tiene esas dos acepciones la palabra, porque se puede cumplir, observar, la norma aun desconociéndola si uno acierta a fijarse en el modelo adecuado. En pandemia, con normas cambiantes, a veces es complicado saber exactamente lo que está vigente. A pesar de considerarme bien informado sobre las medidas de protección contra el covid, el otro día descubrí que estaba equivocado, porque observé la fotografía del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, con otros nueve cargos oficiales y una persona más y pensé que era un incumplimiento claro de las normas. Once personas sentadas en corro en una terraza me parecía que iba más allá de la posibilidad de reunirse un máximo de seis. Estaba equivocado, sí, porque el vicepresidente aclaró que lo que se veía en la foto era acorde a los normas que él mismo dicta. Si no hubiera sido así, alguien con un poco de humildad, carente de soberbia y poco dado a la vehemencia habría pedido disculpas por el error y así nadie podría interpretar como correcto un comportamiento que no lo fuera. Lo de la dimisión es ya una exageración de los que están permanentemente enfadados por nada, o por esa nada que encuentran en sus cajas registradoras cuando tienen que hacer frente a los obligaciones para las que no hay perdón. Así que ya sabemos lo que es correcto a la hora de ir a tomar algo a una terraza sin necesidad de leer el Boletín Oficial de Castilla y León, simplemente observando la imagen de quienes ponen las normas. Se pueden formar corros hasta de once personas, que si no ya habría salido la consejera de Sanidad a desmentirlo, que se fija mucho en las fotos, al menos en las de Soria. Eso sí, una cosa es conocer el margen y otra estar obligado a apurarlo. Seguiré como hasta ahora, sin llegar siquiera a la reunión de seis personas. Y lo recomiendo.

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