La gran mentira
¿CUANTOS votantes de Ciudadanos hubieran votado en las últimas elecciones en Castilla y León igualmente a esa misma formación si hubieran sabido que su voto iba a servir para que gobernara el Partido Popular?
¿Cuántos votantes del PSOE en las últimas elecciones generales hubieran votado igualmente a los socialistas de haber sabido previamente que estaban votando a favor de un Gobierno con Podemos y con el apoyo de ERC, PNV, Bildu o Compromís ?
Estas son las dos preguntas clave que hacen tambalear los principios del actual sistema parlamentario como reflejo de la voluntad popular y como base de la gran mentira sobre la que el actual Gobierno de España justifica todas sus decisiones.
¿De verdad alguien piensa que nuestro actual Gobierno del PSOE con Podemos y sus apoyos radicales es el Gobierno que quieren la mayoría de españoles?
No olvidemos que quien vota al PSOE es porque quiere que gobierne el PSOE y quien vota al PP a Podemos o a Ciudadanos es porque quieren que gobierne el PP, Podemos o Ciudadanos. Todo lo demás son componendas tan legítimas parlamentariamente como ficticias e interesadas en la realidad
En el ámbito regional es indudable que el crecimiento electoral de Ciudadanos procedió, en gran parte, de muchos antiguos votantes del PP que entendieron que era conveniente un cambio en el Gobierno regional desde posiciones centristas y moderadas. Paradójicamente quienes votaron a favor de ese cambio fueron quienes facilitaron el actual Gobierno popular en Castilla y León.
Y a nivel nacional ¿cuántas veces escuchamos al candidato Sánchez perjurar que jamás gobernaría con Podemos y el apoyo de fuerzas independentistas, sabedor de que esa posibilidad probablemente le hubiera hecho perder las elecciones?
El Gobierno de España se empeña en justificar la mayoría de sus decisiones en la voluntad mayoritariamente expresada en las urnas cuando, en realidad, sus alianzas pudieran considerarse como la gran mentira basada en una ficticia interpretación de los principios esenciales de la democracia representativa.
Lo cierto es que a mi me cuesta mucho creer que decisiones como la incorporación de Bildu a la dirección del Estado, el indulto de los independentistas encarcelados, la modificación del delito de sedición, la supresión del castellano como lengua vehicular, el acoso a la educación concertada… sean el resultado de la voluntad de la mayoría de los españoles. Quizá lo sean, o quizá a todo a todo esto habría que darle una vuelta para no desvirtuar nuestro sistema parlamentario.