Morir en el intento
ESTANDO DE ACUERDO con que hemos de preservar el medio ambiente, evitando emisiones tóxicas o nocivas. Firmando convenios internacionales que vislumbren actuaciones conjuntas, dirigidas a que el cambio climático se detenga y no siga amenazando con catástrofes naturales, pandemias, un precio escandaloso del recibo de la luz y bla bla bla. Ya he dicho lo que se supone políticamente correcto, cuando en la provincia de León, que tengo más a mano, han dejado de producir energía eléctrica, recientemente, las centrales térmicas de La Robla, Anllares y Compostilla y eso ha acentuado el declive económico de toda una provincia que vivía al rebufo del carbón y sus posibilidades.
Como consecuencia hemos perdido, en los últimos años, parte importante de población y de su estatus. Nadie ha puesto remedio a las derivaciones ocasionadas por el cierre de la minería en un territorio en el que esa actividad suponía el grueso del dinamismo económico y socializador. Eso sí, presumimos de que en muchos de nuestros pueblos hay canchas de pádel, casas de cultura, parques infantiles para niños inexistentes y no sé cuántas cosas más que nunca se utilizan y que se hicieron con la ridícula ‘propina’ europea que amancebó el declive. Y aun estando de acuerdo con la premisa inicial, no puedo por menos que sopesar las secuelas y decir que ya somos los pringados de Europa, de esa Europa que induce al cierre de sectores productivos sin enlazar soluciones que disipen las pérdidas de empleo y población, cuando tantos y tantos pueblos ya han quedado barridos. Y es que, en otros países europeos no se ha clausurado el sector de modo tan abrupto.
Curiosamente, sigue existiendo la minería y las centrales térmicas y seguirán activas durante los próximos años, eso, de momento. Veremos si se cierran. Yo lo dudo. Aquí no, aquí somos más papistas que el papa y estamos dispuestos a resolver el cambio climático por nuestra propia cuenta. Para esa minucia no necesitamos a nadie. Moriremos en el intento, pero evitaremos, nosotros solos, que se deshaga el hielo de La Antártida y se eleve el nivel de los mares en todos los litorales de este mundo. ¡Ole mis cojones!
En principio es loable que la contribución de una provincia más bien pobre y soliviantada quiera ofrecer al conjunto de La Tierra su osado sacrificio para que el clima se dulcifique y, eso sí, que los alemanes, los rusos, los chinos y los norteamericanos no tengan que clausurar ninguna de las centrales que aun funcionan con combustibles fósiles, contribuyendo a que el precio de la energía en sus países sea razonable. También cerramos centrales nucleares ¿Para qué coño las queremos si nuestro primordial objetivo es el de ser custodios de la naturaleza? Pero los franceses no las clausuran, solamente nosotros somos quijotes, soñadores e idealistas y, sobre todo, los auténticos gilipollas que vamos a remediar todos los males que afligen al planeta.