Diario de Castilla y León

Ricardo Gª Ureta

Ineficacia que sale bien cara

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VIAJABA yo ayer entre Burgos y Briviesca por la antigua autopista AP-1 y de tanto sortear camiones me dio por acordarme de que han pasado ya 15 meses desde que se eliminaron los peajes de esta carretera y seguimos esperando a ver si el Gobierno se decide a devolverla al siglo XXI. Nada ha pasado desde diciembre de 2018 más allá de la ceremoniosa y repetida autocolocación de las correspondientes medallas al mérito en el erguido pecho todo aquel político, dicho sea en sentido genérico, es decir sin diferenciación de sexos, pertenencias, territorios o colocación en primera o última línea de sus respectivos partidos, que se creyó con derecho a rentabilizar esa gesta, que así se las ponían a Felipe II. Entretanto, lo que sí ha ocurrido ha sido la multiplicación del tráfico por esa vía, pretendidamente de alta capacidad y en realidad de altísimo riesgo de colapso hasta que no se cumpla la promesa -política- de construir el tercer carril.

La «circulación ha aumentado en la autopista un 50% según datos oficiales de tráfico pero la DGT reconoce que falta un estudio concluyente sobre los flujos de circulación que aclare, por ejemplo si la culminación de la futura autovía A-12, que conectaría Burgos con Logroño vendría a aliviar el tráfico pesado de la antigua autopista. Vana esperanza la de confiar en lo que pueda aportar a una carretera masificada una futura autovía que sólo existe en el papel. Peor aún, que pasa por una paralización que causa vergüenza propia y ajena con dos tramos adjudicados hace muchos meses y ni un kilómetro construido.

El tramo más cercano a Burgos fue adjudicado en octubre de 2016 y sigue aún sin obras visibles 40 meses después por una disputa entre las concesionarias y el inefable Ministerio de Fomento, que ayer, tras meses de espera, adjudicó las obras en la otra punta de la carretera, en el tramo más cercano a La Rioja. Una tomadura de pelo de semejante calibre dispararía la indignación popular en una provincia y una Comunidad que se han acostumbrado de tal manera a los incumplimientos por parte de Fomento y otros ministerios que ya las afrentas no duelen. Recientemente traíamos a estas páginas el caso de la presa de Castrovido, cuyo llenado se dice desde la CHD que comenzará a finales de año y se anuncia ahora, justo un año después de que se  diera la última fecha oficial.

Qué se puede esperar si ya vimos la poca diligencia de la CHD con la reconstrucción del puente del AVE sobre el río Arlanzón, otra de las grandes chapuzas de las obras públicas en Burgos. Y, he aquí, la gran pregunta: ¿a quién pedimos cuentas? ¿quién paga por estos desplantes? La respuesta es que nadie o, más bien, que todos pues la ineficacia de la administración nos cuesta bien cara a los castellano leoneses.

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