Diario de Castilla y León

Ricardo Gª Ureta

Suerte de pinos y de vecinos

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UN CIERTO número de pueblos de la comarca de Pinares, que comparten las provincias de Burgos y Soria, disfrutan desde hace siglos de la denominada ‘suerte de pinos’, que no es otra cosa que el reparto entre los vecinos que tienen derecho a ello de los rendimientos del aprovechamiento de los montes comunales. Esa ‘suerte de pinos’ supone una ayuda económica para muchas familias tanto como el orgullo de mantener viva una tradición y el resultado de una gestión sostenible y sostenida de los montes comunales. Nunca es más cierta que en estos pueblos pinariegos esa expresión de que el monte es de todos y, de hecho, estos bosques son un ejemplo de integración de la actividad humana y la gestión forestal de un recurso que se mantiene intacto desde hace siglos porque el monte es del pueblo. Es un bosque modelo, como se le ha denominado. Pero esta comarca, como el resto del medio rural de nuestra Comunidad no es inmune a la despoblación y aunque la industria forestal y otros sectores económicos vinculados con el monte ofrecen medios para que una familia pueda ganarse la vida, la población lleva décadas emigrando a Burgos, a Zaragoza o a Madrid. Pinares se va vaciando y toca ser imaginativo en las soluciones para frenar, que no remediar, esta preocupante matarrasa poblacional de los montes. En el pueblo de Duruelo de la Sierra han planteado la posibilidad de facilitar que pudieran cobrar esa ‘suerte de pinos’ personas afincadas en el municipio, que, según la ordenanza vigente no tendrían opción a lo que se conoce como ‘coger los derechos’. El pueblo, que tiene 912 vecinos con derecho a la ‘suerte de pinos’ sobre un total de 1.090 habitantes votará en un referendum si la medida sale adelante e incorpora a más personas a esa gran familia de los propietarios del monte. Puede que este recurso ayude en algunos casos, igual que el hecho de que el pueblo cuente con centro escolar y otros servicios básicos, pero no creo que ésta sea una solución que pueda salvar a otros pueblos de la amenaza de quedarse vacíos. Pueblos como Canicosa o Regumiel en Burgos o los aún más pequeños de Molinos o Salduero, en Soria, por poner sólo cuatro ejemplos. En Burgos, la provincia con más municipios de España con 371 ayuntamientos y 1.214 pueblos, sólo 18 poblaciones tienen más de 1.000 habitantes y solamente dos pasan de los 5.000 vecinos. Y eso está ocurriendo en la provincia más industrializada de Castilla y León, por lo que el panorama no puede ser más preocupante. Espero que Duruelo acierte y que más pueblos se pongan manos a la obra para asegurarse al menos mantener a su gente o, quizá, ganar algún que otro vecino.

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