Diario de Castilla y León

Ricardo Gª Ureta

Fusiones en la empresa agraria

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DOS DE LOS mayores fracasos de la era Herrera al frente del Ejecutivo autonómico han sido, en mi opinión, la incapacidad para concentrar todas las cajas de ahorros de la Comunidad en una única entidad financiera y, siguiendo los mismos pasos, la imposibilidad de forzar, por mucho que se ha insistido, la integración del sector agrario y ganadero en grandes cooperativas,como recurso no sólo para su superviviencia sino para favorecer su competitividad y prosperidad futura. Todos conocemos que final tuvo el tan polémico y fallido empeño de crear la gran caja de Castilla y León y ahora estamos viviendo, en primer plano de la actualidad, el desencanto del sector Primario por las amenazas a su viabilidad económica. Recuerdo en el año 2015 la realización en Burgos de un Consejo Abierto por parte de la Consejería de Agricultura en el que instituciones y entidades de todo tipo, incluidos los medios de comunicación, pudimos asistir a una reunión del  Consejo de Dirección de esta consejería como público. La entonces consejera, Milagros Marcos, presionaba e insistía en un objetivo que ya se traía entre manos su antecesora, Silvia Clemente: fomentar de la manera que fuese las fusiones entre cooperativas de la Comunidad. Este objetivo, en el que sigue empeñado el actual consejero, Jesús Julio Carnero, ha tenido un éxito relativo pero insuficiente para lo que ambiciona el ejecutivo regional, que lleva una década advirtiendo a las explotaciones agrarias y ganaderas que no pueden seguir funcionando de manera independiente si quieren un futuro que sea algo mejor que la pura supervivencia. Marcos impulsó en 2019 desde la Consejería de Agricultura un Plan Estratégico del Cooperativismo Agroalimentario de Castilla y León en vigor hasta 2023, que está aplicando Carnero, que se plantea incrementar en un 150 por ciento el número de fusiones y elevar su facturación un 40%. A fuerza ahorcan, pero resulta llamativo que, si bien no se rebate en el sector agrario que la fusión de cooperativas es la llave del futuro, se siga remoloneando en esa solución. Y, entretanto, los tractores vuelven a las calles en un clamor contra las dificultades de la empresa agrícola y ganadera para salir adelante, se polemiza su reclamación y salta al debate nacional -como no- cargado de demagogia política. El campo siempre atomizado se expone a que sus reivindicaciones sean bandera ajena y se les procuren soluciones huecas que no reparen sus problemas. Muy posiblemente su voz se escucharía de otra manera si en lugar de movilizar 30 tractores ante la delegación de la Junta alzasen la voz empresas agrícolas y ganaderas con cientos de empleos y decenas de millones de facturación. Aunque sólo fuera por esa razón les merece la pena unirse.

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