RUGBY
Internacional a los 45 años
EL SALVADOR. Miguel Raya conoció el rugby hace cinco años cuando su hijo comenzó a practicarlo y ya ha jugado sus primeros partidos de la selección española de touch / Entrena para poder disputar en verano el Europeo
La ilusión, como la miel, el azúcar o la sal, no tiene fecha de caducidad. Es capaz de rejuvenecer, como si de un trago a la fuente de la eterna juventud se tratara, a cualquier persona. La mejor muestra está en Pepe Rojo, donde Miguel Raya se ha aferrado a las palabras de Pablo Picasso. El genio cubista decía: ‘Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida’. Miguel Raya conoció el rugby tarde, pero ha exprimido cada segundo para convertirse en internacional de rugby touch a sus 45 años.
El oval no entraba en la geometría del vallisoletano hasta que se topó con él hace cinco años. «Mi primer contacto con el rugby fue por mi hijo. Le apuntamos a El Salvador con cuatro años, porque oímos hablar de sus valores. La primera vez que vi un partido fue meses antes de que empezara mi hijo», reconoce. Ahora comparte con su hijo esa pasión por el oval, que le ha llevado a la selección española; un hito que no entraba hace poco ni en el borrador de su hoja de ruta: «Jamás pensé que podía llegar a algo parecido. Me ha llegado sin buscarlo», admite.
Las horas de frío en Pepe Rojo se volvieron más cálidas cuando el rugby touch entró en el templo del oval vallisoletano. Cuando Fran Carracedo vuelve de Sitges con esta modalidad deportiva en la mochila engancha a los padres y las madres de El Salvador, entre ellos Miguel Raya, que se convertiría en el primer internacional del equipo chamizo. «Un día, mi amiga Inés me dijo que se iba a hacer un equipo de touch y probé. Era una manera de aprovechar mientras mi hijo entrenaba. Me enganchó hasta el punto que dejé la bici de montaña -su deporte de cabecera hasta ese momento- cuando empecé a ir a torneos», explica.
Cuando Carracedo deja el touch para centrarse en el equipo femenino de ‘Chami’, quedaron «12 o 13 personas con muchas ganas de seguir pero con poco conocimiento». Así, decidió acudir a las concentraciones abiertas de la selección española. «Yo fui a las dos primeras para formarme como jugador y poder transmitirle lo aprendido al equipo», explica.
Las concentraciones hicieron cada vez más pequeñas sus puertas, dejando el aforo tras pasar cuatro filtros en 22 personas, las que representarían a España en el Torneo de Elche celebrado a finales de octubre. Entre los elegidos, un vallisoletano, Miguel Raya, dispuesto a medirse sobre el verde con Irlanda, Inglaterra, Francia, Alemania y Suiza; países en los que se habla otro idioma en la gramática y en el oval: «El nivel europeo es altísimo en comparación a España. Se veía a los equipos con mucha estructura; están semiprofesionalizados», asegura.
El Torneo Internacional de Elche, donde la representación nacional ganó un partido a Suiza- fue un trampolín sobre el que Miguel Raya se impulsó para seguir creciendo dentro del touch. «Me sentí muy cómodo enseguida, pero un poco limitado técnicamente. Juegas con y contra gente muy buena y aquí en Valladolid hemos competido muy poco. Al ser la primera vez sentí muchos nervios y mucha presión, pero con lo que me quedo fue con todo lo que aprendí», afirma.
A pesar del nivel, Raya sintió que estaba en su sitio. «No me sentí fuera de lugar. Ya estoy pensando en el Europeo de julio», bromea. El ‘chamizo’ espera escribir un nuevo capítulo de su historia en Nottingham el próximo verano; un billete que deberá ganarse sobre el terreno de juego en las concentraciones. «Yo espero estar ahí. Como es de más de 40 años creo que tengo más posibilidades, pero en los últimos meses han salido más equipos y cada vez van a ir más jugadores y va a ser más difícil pasar el filtro», entiende. Él ya tiene la primera partida ganada, después de sacudirse en Elche la presión del debutante: «Cuando vas por primera vez tienes más presión. Ahora, sin presión se entrena y se juega mejor», asegura.
La segunda internacionalidad de Miguel Raya pudo haber llegado antes, pero España no acudió al Mundial de Malasia. «Todos nos lo pagamos de nuestro bolsillo, incluida la equipación. Hay una asociación, pero no una federación y no hay dinero. Eso hace que muchos que tienen nivel no puedan ir», lamenta.
El rugby touch aún está en fase de crecimiento -apenas tiene 400 licencias en España- y jugadores como él y equipos como el suyo -o el Rugby Arroyo, que este año ha estrenado equipo de esta disciplina- ayudan que dé ese estirón; sin embargo hace falta más... e invita a que el vecino del ‘Chami’ se anime a subirse a la ola del touch: «Me encantaría. Para El Salvador sería fantástico que el VRAC también tuviera equipo. Todo lo que es competencia sana es un aliciente para mejorar y para tener más ganas de superarte», estima.