¿Cómo que «qué coño»?
LEX ARTIS
«¿QUÉ coño hace el presidente de un Tribunal de Justicia opinando de política?». Este es el menú que toca hoy. La frase, enjundiosa, sobre todo cuando se marida con otra en la que, directamente, acusa, por «dudosa» imparcialidad, a José Luis Concepción de archivar causas y absolver a políticos del PP en el ejercicio de su cargo, como magistrado, resulta de un excitante valor nutritivo. La ha pronunciado el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, también portavoz del PSOE.
Concepción había comentado que la exhumación de Franco reverdece odios olvidados. No parece una opinión política, más bien de índole sociológico. Y aunque lo fuera. Además, para quien tenga dos dedos de frente, parece evidente que se trata de una acción que desentierra viejas confrontaciones. Y que posee un mero impulso electoralista. Entre otras cosas porque los procesos de dignificación resultan tan innecesarios como epidérmicos, pues quien fue digno nunca deja de serlo. Y al revés.
Viola Puente con sus expresiones el respeto a la libertad de expresión y opinión. Concepción no valora la legalidad o ilegalidad del desentierro. Eso sería otra cosa. Quien representa la voz del PSOE no parece hacer buenas migas con Montesquieu. Una intolerancia que crea alergias con el consumo de alimentos democráticos.
Ahora que sabemos que la Audiencia Nacional admite la recusación del juez De Prada que introdujo, con evidente ánimo político, frases contra el PP y Rajoy en aquella sentencia que facilitó (con la inestimable colaboración acobardada del entonces presidente) la moción de censura que hizo a Sánchez, con el apoyo de independentistas y proetarras, señor de La Moncloa, quizá haya que ser prudentes a la hora de crecerse con frases que quieren desacreditar a jueces que no bailan el agua ideologizada y sin potabilizar de la política.
Como sucede a los nuevos ricos con el dinero, a Puente se le atraganta tanto poder. Y, qué coño, existe el riesgo, y la duda, de que la erótica se le convierta en porno.