Diario de Castilla y León

TRIATLÓN

Poderes de Ironman

JOSÉ ANTONIO ARRANZ. El triatleta vallisoletano completa su cuarta participación consecutiva en Hawaii, un hito jamás conseguido / El año que viene podría igualar a Jaime Luerca, que lleva seis presencias en La Meca de este deporte

José Antonio Arranz posa con su colección de medallas de ‘finisher’ en el Ironman de Hawaii. - E.M.

José Antonio Arranz posa con su colección de medallas de ‘finisher’ en el Ironman de Hawaii. - E.M.

Publicado por
GUILLERMO SANZ | VALLADOLID
Valladolid

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José Antonio Arranz no vive en las viñetas de un comic. Sin embargo, bien podría identificarse en su tarjeta de presentación como Ironman. No viste la armadura de Tony Stark, su piel es la única coraza. Bajo ella, un ‘superatleta’ que ha hecho historia en el triatlón de Hawaii.

El vallisoletano ha hecho de La Meca del triatlón su segundo hogar. El pasado día 12 corrió una vez más entre volcanes y paisajes de postal para convertirse en el español que más veces seguidas se recorre medio mundo para competir en un lugar de peregrinación de miles de triatletas. Cinco veces ha pisado suelo hawaiano, cuatro consecutivas, desde que aterrizara por primera vez en el año 2014.

Sólo un español le iguala en participaciones consecutivas, Fernando Varona -con una experiencia menos que el pucelano- y sólo uno también le supera en número: Jaime Luarca, con seis; un reto que José Antonio Arranz tiene en la palma de su mano. «Ya es un vicio. He cogido cariño a esta prueba. Sentir la semana previa allí me gusta más, incluso que competir», explica.

El deportista intentará volver en 2020. Este año consiguió en Sudáfrica el billete dorado, como el de Willy Wonka, que le abrió la puerta a un mundo de fantasía al que tratará de regresar pronto: «Mi meta no es acumular participaciones. No me hace especial ilusión ser el que tiene más Ironman en Kona, pero para mí es un logro tener una continuidad que no tiene mucha gente y estar siempre entre los cinco mejores de los españoles y en el TOP-20 de la general en mi grupo de edad -entre 35 y 39 años-», asegura.

Arranz finalizó en 23ª posición en su grupo de edad y 140 de la general en Hawaii, además de ser el 5º mejor español de su grupo. El triatleta paró el crono en 9 horas y 18 minutos, diez minutos más tarde que en la edición anterior, su mejor registro. «La prueba no salió como yo quería. Se me está cruzando Kona. Un año hago buena la bici, otro corro bien… este año, hice todo regular. He cumplido en los tres -natación, bici y carrera- pero no he resaltado en ninguno», analiza.

El cansancio acumulado pudo ser la causa que permitió a José Antonio Arranz hacer la carrera soñada en una prueba en la que se medía a 3,86 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de carrera a pie. Las piernas no respondieron como siempre y no brilló con toda la plenitud un duro entrenamiento de entre 15 y 23 horas semanales. Eso sí, la sonrisa al cruzar la meta es innegociable en un templo como Kona Kailua, donde el nivel de exigencia se ha multiplicado: «En este tiempo he podido notar que el nivel ha subido. Por ejemplo, hay profesionales que se pasan a los grupos de edad para poder ganar, por el prestigio que supone», explica.

«De nuevo se me escapa hacer la gran prueba esperada en Kona. Tal vez no sea capaz o tal vez una parte de mí quiera que sea así para poder volver», bromea el triatleta, que toma prestada la frase de José Luis Castro: «El mejor Ironman está por llegar».

Viajar hasta las orillas del Pacífico no es un paseo por el campo. Requiere esfuerzo, dedicación y dinero. Sólo la inscripción de participante cuesta 1.000 euros, una cantidad que se suma a otros 3.000 en concepto de viaje, alojamiento y comida. Ese es el coste de vivir un sueño que cuenta con el respaldo de su familia. «Cuando crucé la meta se me escapó la sonrisa. De nuevo no me salió, pero luego pensé en mi familia y en todo lo que hacen por mí», admite.

La carrera de José Antonio Arranz no terminó en Hawaii. El vallisoletano promete volver más pronto que tarde a la tierra donde hace cuatro décadas unos marines americanos pusieron a prueba sus capacidades físicas sin saber que años después se convertiría en una disciplina con miles de adeptos alrededor del mundo.

Hasta que vuelva a pisar suelo estadounidense, el triatleta promete seguir haciendo méritos sobre el terreno del Ironman, franquicia en la que ya suma 13 participaciones -cinco en Hawaii, dos en Frankfort, dos en Austria, dos en Lanzarote, una en Mallorca y una en Sudáfrica-. El siguiente reto, volver a Alemania para completar la conquista que se le resistió el año pasado: «El año pasado quedé tercero en mi grupo de edad y este año ya estoy apuntado para intentar ganar el Campeonato de Europa. Allí hay un slot para Kona en juego, pero intentaré conseguirlo antes para poder tomar riesgos en Frankfort para ganar», concluye.

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