Zamora, tierra del vino… y de cultura, tradición e historia

Hay en torno a la Vía de la Plata todo un muestrario de rutas verdes, de patrimonio histórico, cultural y natural, de pueblos en los que la tradición, las costumbres y la propia forma de ser de sus gentes han definido el carácter y la idiosincrasia de sus gentes. A la altura de Zamora, tierra de crudos inviernos y de veranos, por lo general calurosos, y en donde una sucesión de ríos y arroyos han ido conformando una tierra arcillosa en su fondo, pero arenosa en la superficie, cubren su suelo como un manto, los cultivos de cereales, pero sobre todo viñedos. Centenarios, nobles y robustos que a lo largo de los siglos han aportado unas uvas de las que obtener unos vinos con mucha personalidad y un sello de calidad contrastado y recogido en la D.O. Tierra del Vino de Zamora.

En esta Ruta del Vino, reta al viajero a descubrirla de una forma integral, pues no se puede apreciar mejor un recorrido por la historia de un pueblo muy apegado a su tradición y forma de vida. Desde las águedas en las candelas, los encierros y las tradiciones taurinas, así como otras múltiples romerías y festividades, completan la oferta cultural de la zona. Y presidiendo todo, claro, la Semana Santa Zamorana, de Interés Turístico Internacional y verdadero orgullo de quienes sienten esta tierra todos los días del año.

La Vía de la Plata marca una línea de pueblos repletos de iglesias, monasterios, conventos, casas blasonadas y conjuntos urbanos de obligada visita. A lo largo de los pueblos que conforman la Ruta está siempre presente la arquitectura del vino, en forma de bodegas subterráneas excavadas hace siglos y que aún hoy siguen vigentes como testimonio vivo de la importancia de la viticultura para el pueblo zamorano.

Y como colofón… ¡Zamora! La capital de la provincia es un regalo para cualquiera que alguna vez haya querido sentir en su propia piel toda la grandeza de un territorio en el que conviven prácticamente todos los estilos arquitectónicos de los que hay tratados. Vestigios románicos, góticos, barrocos… En Zamora todos confluyen de una forma orgánica y perfectamente armonizada, convirtiéndola en una ciudad-museo al aire libre, sin olvidar el gran patrimonio modernista que tiene la capital.

Como mandan los cánones, a la Ruta del Vino de Zamora se viene a comer bien. Siendo noble y distinguida tierra castellana, nunca faltarán los guisos de cuchara, idóneos en inviernos tan duros como los zamoranos, donde un buen plato caliente es un verdadero tesoro. Son un verdadero manjar también las carnes asadas en horno de leña, como el lechazo. Pero lo que hace que la gastronomía de la zona sea diferencial son las bases, los productos del día a día como el pan, el queso, el embutido o las legumbres. Con una buena botella D.O. Tierra del Vino, el paladar del comensal más exigente quedará colmado de sabor auténtico y tradicional, que le hará recordar por siempre, aunque pasen los años, que vivió un viaje emocional por la Ruta del Vino de Zamora, la Tierra del Vino...

RUTA DEL VINO ZAMORA