Diario de Castilla y León

AGRICULTURA

La patata alcanza un precio histórico por la mala cosecha del sur y la escasez de Francia

Repunta a 57 céntimos por kilo para el agricultor, el valor más alto desde que hay registros, aunque las ganancias se ven afectadas por la carestía de la semilla, los fitosanitarios y una merma del rendimiento de los cultivos del 10 al 20%

Dos jornaleros recogen patatas en una explotación agrícola de Villamarciel (Valladolid).

Dos jornaleros recogen patatas en una explotación agrícola de Villamarciel (Valladolid).ICAL

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Valladolid

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La cosecha de patata en Castilla y León presenta datos históricos en precio. Durante las últimas seis semanas la cotización no bajó de los 55 céntimos el kilo pagados al agricultor, y en la segunda de agosto repuntó hasta rozar los 57 (56,91), los registros más altos de la historia. El elevado coste de los insumos, una mala cosecha en el sur de España y la escasez del producto en Francia –la tradicional competidora de Castilla y León en este tubérculo–, han propiciado el alto valor de la patata en el mercado.

Las Organizaciones profesionales Agrarias (Opas), la Interprofesional y la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (Appacyl) no esperan que el precio caiga en el corto plazo y se muestran optimistas con el mantenimiento de la rentabilidad del cultivo, siempre y cuando no se acumulen tantos arranques en un corto espacio de tiempo que lo hagan excedentario.

Los agricultores percibirán, así, un buen precio por el tubérculo, y eso aun cuando los rendimientos bajarán entre un 10 y un 20% respecto a la campaña anterior. Los 57 céntimos el kilo que se está pagando por la patata, según datos del Observatorio de Precios de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, supera lo abonado el año pasado y el año anterior, que anotaron el segundo y primer mejor precio del siglo con una media de 30,83 y 34,65 céntimos, respectivamente. Se trata de precios que se sitúan muy lejos de los 10,04 céntimos de 2017 o del desastre de los 7,21 céntimos de 2014. Una tarifa definitivamente alejada de los 6,40 céntimos el kilo que cobró el agricultor en 2009, el año con el peor precio en lo que va de siglo. Y es que la fluctuación ha sido siempre la peor amenaza para los productores de patata, que la consideran un «cultivo de riesgo», siempre en función de su abundancia o escasez.

La disminución de cosecha respecto al año anterior será notoria pese a que se han cultivado 362 hectáreas más, hasta las 17.290. Eso significaría bajar de las 807.269 toneladas cosechadas el año pasado en las nueve provincias de la Comunidad a unas 710.000, pero mientras la cosecha de 2023 podría valorarse en unos 250 millones de euros, la de 2024, si los precios se mantienen por encima de los cincuenta céntimos, podría repuntar hasta superar los 360 millones -400 en el caso de mantenerse sobre los 55 céntimos-.

El presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo, asegura que la campaña de patata durará hasta mediados o finales de octubre, «porque se empieza por la parte sur y pasa por el centro y se acaba en la zona norte de Palencia, León, Burgos», explica en respuesta a este periódico. «Cierto es que el inicio de la campaña está teniendo buenos precios y esperemos que se mantengan en estos niveles o parecidos durante toda la campaña. Los costes han sido muy altos y, por lo tanto, ya es hora de que se compense y el productor de patatas pueda tener rentabilidad de su trabajo y del esfuerzo que ha hecho», apostilla.

Por otro lado, «la patata de este año es de muy buena calidad», asegura. «El consumidor tiene garantizada una buena producción en Castilla y León, de gran calidad y a unos precios que, aunque estén un poco más caros que otros años, no significa un coste importantísimo para el bolsillo».

En cuanto a los rendimientos «están siendo buenos. Esperemos que siga así toda la campaña porque, en muchas zonas de Castilla y León, todavía les queda dos meses o dos meses y medio hasta que se saque. Por lo tanto, todavía puede variar», añade Dujo.

Profesionalidad

Por otro lado, el presidente de Asaja valora que esos rendimientos «van a estar acordes a lo que es una producción media de Castilla y León», aunque «bien es cierto que los rendimientos se consiguen gracias a la profesionalidad de los agricultores, al buen hacer, a los tratamientos, a los abonados, a las buenas labores y, además, este año, que ha habido agua suficiente, sin problemas, todo ha contribuido a que haya buenas producciones».

Factores como la escasa producción en Andalucía y la poca disponibilidad en Francia han contribuido a mantener alta la cotización. «Cuando no hay una oferta excesiva, cuando no hay una inundación de producto, hay buenos precios. Lo que hace falta es que haya un arranque escalonado en Castilla y León, no se llene el mercado de producción y se puedan ir manteniendo los precios a lo largo y ancho de la Comunidad, a lo largo y ancho de toda la campaña», explica.

Un arranque escalonado que a veces es difícil, pero «se intenta por todos los medios» para que «no haya un exceso de oferta y no se caigan los precios», precisa el presidente de Asaja. «Cierto es que los agricultores cada vez son más profesionales, cada vez tienen más superficie sembrada y cada vez están más bajo contrato. Por lo tanto, el equilibrio y el buen hacer entre el agricultor y el que le compra al agricultor, se tiene que establecer para que haya un arranque escalonado. También a ello contribuye de manera importante la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, que está funcionando», concluye.

Por su parte el coordinador de Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, también espera que los precios se mantengan: «La clave está en escalonar, que no arranquemos muy de repente, abasteciendo el mercado según vaya demandando, pero nunca saturarlo, esa es la clave para acabar bien la campaña», explica.

«Todo apunta a que tiene que ser un año bueno de patata, también en precio. Por lo tanto, si no lo hacemos mal los agricultores y no nos liamos a arrancar a lo bruto, todo apunta a que va a ser un buen año de patata», precisa.

A las causas del incremento de precio del producto añade Palacín el incremento de los costes de producción. «La semilla ha sido carísima, por lo que mucha gente ha sembrado menos que otros años, ha sido una barbaridad esta campaña, casi al doble que la pasada, una auténtica barbaridad, los costes de producción se han disparado muchísimo», apunta el coordinador de UCCL. «Estamos hablando de que esa semilla antes costaba 6.000 euros y ahora ronda los 10.000».

Por otro lado, «en Francia no tienen demasiada patata, no van a saturar el mercado español, sí tiene que venir patata de Francia, pero no esperamos que haya mucha competencia», prevé Palacín, uno de los agricultores que habitualmente siembra el tubérculo. «En el sur ha sido un desastre, primero por la falta de agua, ha tenido una cosecha corta y tenía muchísima demanda en Centro Europa, por lo que se ha exportado prácticamente todo y se ha consumido todo». Un cúmulo de cicunstancias que ha beneficiado a los agricultores de Castilla y León.

Lo que espera Palacín con más ímpetu es que «no vuelvan aquellos años de precios por los suelos, en los que se pagaba cinco céntimos por kilo, o tres, y se dejaban en la tierra porque no merecía la pena sacarlas». Y es que «hemos tenido campañas muy, muy malos, que esperamos que no vuelva. La clave están los contratos, que echemos cuenta los agricultores de lo que nos cuesta producir un kilo de patata y que hagamos contratos siempre por encima de ese precio. Yo creo que esa es la clave de todo», apunta. «Hay gente que se la juega al mercado libre, pero si tenemos un porcentaje importante de patata contratada, eso da una estabilidad importante al sector», concluye.

Por la Alianza UPA-Coag habla el histórico dirigente de Coag y actual presidente de la Interprofesional de la Patata, Alberto Duque, para quien «los precios suelen ser fruto de unas circunstancias especiales». Y es que «los costes de producción han subido mucho. Subieron mucho porque no había patatas, se han tenido que partir, ha habido gastos adicionales y estamos teniendo producciones muy bajas», destaca.

«Estamos hablando de un 15 o 20% menos de producción en Castilla y León, de media, porque la patata partida no ha dado el resultado que tenía que dar», detalla el presidente de la Interprofesional. «Las empresas se han aprovechado para meter patatas que son para consumo, patatas de 60, con unos precios desorbitados. Eso ha llegado a elevar el precio de la siembra, en torno a casi 1.000 euros por hectárea».

Por otro lado, «eso tampoco ha producido un beneficio. Cuando tú partes una patata, si está enferma, transmites a través de las cuchillas la enfermedad a otras. Es una práctica que teníamos abandonada y que este año, por la escasez y el precio, se ha vuelto a hacer porque tienes que cumplir una planificación», explica Duque. «Al final te ves obligado a hacer cosas que no son lo mejor para el cultivo. Como consecuencia, encarecimiento de la siembra y disminución de la producción. Estamos viendo producciones de 40 y 30 toneladas por hectárea, que eso realmente solo llega a cubrir gastos. Lo ideal es llegar a 50 toneladas, aunque la media de Castilla y León es de cuarenta y tantas».

Insumos

«Hay cosas con las que uno puede luchar. Contra las enfermedades que han venido en la patata, contra el encarecimiento de la semilla y de los fitosanitarios que han subido su parte correspondiente, el gasóleo que no baja del euro, todo eleva el precio de la patata. Pero, independientemente de eso, si hubiera más patatas, el precio estaría más barato. Pero como no hay, pues el precio está caro».

«Nosotros entendemos que el precio de la venta del consumidor en estos momentos tampoco es una cosa muy disparatada», opina Duque. «Hace cuatro días estábamos trayendo patatas del sur, y los cambios eran de 65 céntimos el kilo. El consumidor lo estaba pagando, tampoco había producción, por lo tanto valían ese dinero, no había patatas en ningún sitio. Por lo tanto, se estaba pagando un precio que era justo. Nosotros entendemos que eso es lo que tiene que producirse. Es decir, la formación del precio, del valor de la patata, tiene que empezar por el agricultor. Luego el consumidor optará por comprar o no comprar. Pero la formación del precio tiene que empezar por abajo, no por arriba».

En cuanto a la coordinación del cultivo, de la siembra y de los arranques escalonados, un fin que pretende la Interprofesional, Duque apunta que «intentamos que funcione. Tenemos el poder que tenemos y todos los principios son difíciles. Hemos estado ahí cuatro años luchando por intentar organizar el sector. Este año, más o menos, tenemos aproximadamente la misma superficie de patata que todos los años. Pero, en cambio, por las cuestiones climatológicas, lo de partir la patata y todo esto, estos condicionantes están provocando que haya muy poca producción. El año pasado, por esta fecha, estábamos sacando aproximadamente unos 55 toneladas. Hoy en día no se sacan ni 40 toneladas.

Por ello, Duque prevé que la cosecha será peor que la del año pasado, con «una reducción de entre un 15 y un 20%. No cubrimos casi la demanda del mercado». Admite que si se mantiene el precio suplirá todas esas pérdidas, pero teme que la cotización no se mantendrá siempre. «Yo creo sinceramente que no se mantendrá este precio. Llegará un momento, cuando se finalicen los arranques, en que no llegaremos a esta cotización».

«Ojalá se mantenga, porque es un beneficio para el sector, un sector dinámico y muy profesionalizado. Pero me cuesta verlo a largo plazo, que esto se pueda mantener», apunta. «Esperemos que se mantenga lo máximo posible, pero al final vendrán patatas de Francia, ya están entrando en Cataluña. No es que estén más baratas que las nuestras, pero ya van abriendo el mercado, les pilla más cerca logísticamente y los costes son más baratos».

En cuanto a la falta de producto en el mercado francés, el presidente de la Interprofesional avanza que la producción irá aumentando en el país vecino. «Parece ser que la producción sí que va a cumplir las expectativas, lo que pasa es que es con patata más tardía», advierte. «Aquí se va a dar la circunstancia de que la patata que se sembró pronto, que es la que el año pasado tuvo buena producción, este año no la tiene, y la tardía, la que se arranque del 15 de septiembre a 15 de octubre, veremos cómo rematamos la campaña. Pero de momento, el cultivo va bien», concluye, aunque considera que el cultivo «sigue siendo de riesgo, porque arriesgas una media de entre 10.000 y 12.000 euros por hectárea».

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