Diario de Castilla y León

SORIA

Una biorrefinería vitivinícola como oportunidad para el campo

INDUSTRIA. El planteamiento de su ubicación parte de las zonas próximas a las denominaciones de origen Rueda y Ribera del Duero al ser las que más subproductos y residuos vitivinícolas generan

Viñedos de la Denominación de Origen Ribera del Duero.

Viñedos de la Denominación de Origen Ribera del Duero.HDS

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A pesar de la gran importancia del sector del vino en Castilla y león, con un volumen de negocio en torno a los 850 millones de euros anuales y que emplea alrededor de 19.000 personas en la Comunidad entre viticultores y contratos asociados a unas 620 bodegas, Castilla y León no cuenta con ningún destilador autorizado que realice actualmente una valorización de los subproductos generados por el sector en la región, derivándose los subproductos generados a otras comunidades como La Rioja, Navarra o Castilla-La Mancha, en cumplimiento del Real Decreto 5/2018. Así nació Biovino, que buscaba implantar una plataforma de biorrefinería en Castilla y León de subproductos vitivinícolas para la producción de una amplia variedad de compuestos bioactivos. Ahora el siguiente paso será la integración de todos los procesos de modo individual para validar de modo conjunto el proceso integral de biorrefinería y hacer realidad esta industria.

El proyecto del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) ha trabajado con todas las Denominaciones de Origen de Castilla y León para intentar verificar la información sobre la cantidad de subproductos que se obtienen para realizar una mejor estimación de los subproductos que serían potencialmente valorizables para su aprovechamiento en una instalación de biorrefinería multiproducto. A través de este proyecto se ha realizado una prospección de los subproductos vitivinícolas generados en Castilla y León, estimando cantidad y ubicación geográfica a escala municipal, con el fin de establecer estrategias bioeconómicas que fomenten la valorización integral de los subproductos generados en bioindustrias para la obtención de valiosos compuestos de origen biológico a la vez que se mejora la sostenibilidad económica, ambiental y social de las zonas vitivinícolas de la región.

Estos subproductos son mayoritariamente destilados por gestores autorizados para obtener alcohol etílico para consumo humano y distintas aplicaciones industriales, además de recuperarse biocompuestos como son el aceite de pepita, el ácido tartárico y las sales tartáricas o los compuestos fenólicos, además de producirse energía. Sin embargo, de las 77.000 hectáreas de viñedo en la región, una importante cantidad estimada en torno a 166.000 toneladas, fundamentalmente de sarmientos, continúa infrautilizándose. Esto implica una importante pérdida de materiales valiosos que pueden ser utilizados como materia prima en distintos sectores industriales vinculados al sector bioeconómico, tal y como queda reflejado en las conclusiones del proyecto Biovino.

De hecho, constatan que la valorización de los subproductos vitivinícolas generados en Castilla y León podría ser «una gran oportunidad para generar innovadoras cadenas de valor en torno a la bioeconomía circular agroalimentaria en entornos rurales». Y es que estas iniciativas bioeconómicas pueden generar nuevas oportunidades empresariales basadas en la innovación y la sostenibilidad, lo que supone una interesante oportunidad de diversificación sectorial, generadora de nuevos empleos en las zonas rurales.

Y es que de la actividad vitivinícola se generan diversos subproductos y residuos de manera estacional a lo largo de las diversas actividades asociadas a la producción del vino, tanto actividades de campo vinculadas al viñedo como la posterior elaboración del vino en bodega.

El proyecto Biovino ha evaluado innovadoras alternativas de valorización que ofrecen los subproductos derivados de la industria vitivinícola. Así, se ha estudiado el uso de subproductos vitivinícolas, incluyendo sarmientos, rampojos de vendimia, orujos, lías y mosto excedentario, como materia prima para la síntesis de biocompuestos de alto valor añadido incluyendo alcoholes (etanol, butanol o xilitol), ácidos orgánicos (ácido láctico y ácido succínico), polioles (ertitritol o manitol), polímeros tipo PHAs o polifenoles como el resveratrol, cada vez más demandados por el mercado dadas su origen biológico, para la producción de edulcorantes, bioplásticos o como compuestos base de la industria química, nutraceútica o farmacéutica.

También, se ha trabajado en tecnologías más sostenibles de deconstrucción de las biomasas que permitan liberar sus principales macrocompuestos (celulosa, hemicelulosa y lignina, con una mayor pureza). Asimismo, se han desarrollo novedosos tratamientos de los efluentes tanto de la biorrefinería como de industrias agroalimentarias mediante el empleo combinado de digestión anaerobia con celdas de electrólisis microbianas que permiten una mayor producción de metano.

Incluyendo la evaluación de la sostenibilidad ambiental, social y económica de los procesos estudiados mediante análisis de ciclo de vida y un estudio de mercado de los bioproductos más prometedores obtenidos en el proyecto Biovino, centrado fundamenta’lmente en polioles y polifenoles y antocianinas.

Para el desarrollo del proyecto Biovino, el Itacyl a través del Centro de Biocombustibles y Bioproductos colaboró el Instituto de Energías Renovables de la Universidad de León, el Centro Tecnológico de Innovación Multsectorial CETIM, ubicado en A Coruña, el Instituto de Materiales (CICECO) de la Universidad de Aveiro, el Centro de Ingeniería Biológica (CEB) de la Universidad de Miño (Braga) y la Asociación BLC3-Campus de Tecnología e Innovación (Oliveira do Hospital), con un presupuesto cercano a los 360.000 euros, cofinanciado por los Fondos europeos Feder a través del programa Interreg V A España-Portugal 2021-2027.

Valladolid, Burgos y Zamora, las que más generan

En Castilla y León se generan anualmente de media 166.000 toneladas de sarmiento. Y se estima un total de subproductos biomásicos del proceso de vinificación que ronda una media interanual de 75.467 toneladas. El subproducto que se genera en mayor cantidad es el orujo con 59.190 toneladas. Dado que este subproducto está conformado por diversos componentes, sería posible obtener, a partir del mismo, hasta 29.595 toneladas de pieles y 14.797 toneladas de pepitas. En segundo grado de producción, se encuentra el rampojo o escobajo, el cual se estima en un total medio anual de 11.838 toneladas. En menor cantidad se generan las lías de vinificación, de las cuales se obtiene una media de 4.439 toneladas anualmente.

Valladolid, Burgos y Zamora son las provincias que producen la mayor cantidad de subproductos vitivinícolas. Entre las tres concentran alrededor del 70% de los sarmientos de poda y alrededor de un 84% de los subproductos generados durante el proceso de vinificación (orujo, rampojo y lías) en la Comunidad.

Además, once municipios concentran la mayor cantidad de subproductos generados. Ocho de la provincia de Valladolid, La Seca, Rueda, Medina del Campo, Nava del Rey, Serrada, Pollos, Pesquera de Duero y Villaverde de Medina; a los que se les añadirían los municipios de Roa y Gumiel de Mercado en la provincia de Burgos y el municipio de Toro en la provincia de Zamora.

Las denominaciones de origen con un mayor potencial de generación de subproductos vitivinícolas son DO Rueda, DO Ribera del Duero, seguidas de DO Toro. Esto se ve reflejado además en los mapas GIS de producción de subproductos, en los cuales se observa una mayor concentración en los municipios con producción vitivinícola bajo el amparo de estas tres denominaciones.

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