Diario de Castilla y León

Ganadería

El porcino pide reunirse con Ribera del Duero para acortar distancias

Alega que son dos sectores «condenados a convivir en el medio rural» y, por tanto, a entenderse a la hora de «solucionar sus diferencias»

Una granja entre vides, en la zona de la Ribera del Duero. MARIO TEJEDOR

Una granja entre vides, en la zona de la Ribera del Duero. MARIO TEJEDOR

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Irene Llorente Yoldi

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El porcino de Castilla y León quiere acercar distancias con la Denominación de Origen Protegida Ribera del Duero porque son dos sectores «condenados a convivir en el medio rural», y, por tanto, a entenderse. Así lo ha puesto de manifiesto al Consejo Regulador en una carta en la que el porcino solicita reunirse con los bodegueros con el fin de solucionar sus diferencias.

El presidente de la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León (Feporcyl), el soriano Miguel Ángel Ortiz, asegura que se sienten totalmente agredidos por el Consejo Regulador, porque está intentando echar del campo a un sector primario haciendo demagogia. «Estamos en el mundo al revés, ya que en esta Comunidad la industria del alcohol pretende imponer su criterio frente a la producción de carne de cerdo, y tenemos el mismo derecho a ejercer nuestra actividad».

Hace unos días el porcino mantuvo una reunión con el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, para exponer su situación y defender su trabajo de los ataques de la Ribera del Duero, que denuncia que la instalación de proyectos de ganadería intensiva y plantas de biogás de tratamiento de purines en la zona de producción amparada por la Denominación de Origen Protegida al estar ubicadas cerca de viñedos y proyectos enoturísticos representan una amenaza significativa para la economía y la forma de vida de la comarca.

En la reunión con Quiñones el sector porcino, representado por la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor), Feporcyl, además de Agrocesa o Copiso, entre otras integradoras, puso de manifiesto que «se siente agredido» por el Consejo Regulador porque «está haciendo demagogia» con sus acusaciones en las que sostiene que se pone en riesgo la viabilidad de los proyectos vitivinícolas, dificultando el desarrollo de futuros proyectos enoturísticos que son cruciales para el crecimiento económico y social de la zona alegando que la región de Ribera del Duero, con sus condiciones únicas para la producción de uva y elaboración de vinos de alta calidad, no puede replicar sus resultados en otros territorios.

Lamenta además que la Denominación sostenga que las actividades de ganadería intensiva y plantas de biogás no dependen de un territorio específico y podrían ubicarse en otras áreas sin perder calidad, porque el porcino también está trabajando en el mismo medio y en sus tierras. «Tenemos el mismo derecho que ellos a trabajar en nuestras fincas y en nuestro sector. Con estas declaraciones nos están echando del campo, y no hay que olvidar que somos una actividad primaria y damos de comer a la sociedad, un derecho básico de la sociedad».

No obstante, Feporcyl quiere acercar posturas con la Ribera del Duero porque ambos están «condenados a convivir en el mismo medio». De hecho, ya se ha puesto en contacto con el Consejo para solicitar una reunión conjunta y buscar soluciones: «Esperamos contar con la asistencia de los bodegueros que se sienten amenazados por los proyectos del porcino para tratar el tema en primera persona».

Y es que las bodegas afectadas y otras asociaciones comunicaron al Consejo Regulador esta problemática, pero el órgano regulador en vez de llamar al sector porcino tomó medidas inmediatas para colaborar y buscar soluciones acudiendo a organismos públicos, mantenido reuniones con asociaciones de productores de ganado intensivo, encargado informes técnicos y instado a la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV) a trasladar su preocupación al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El porcino cree que las bodegas están aprovechando que es un sector muy denostado por organizaciones ecologistas y partidos políticos que han llevado a demonizarlo ante la sociedad, lo que a su vez provoca bloqueos en las diferentes administraciones que dificultan de una manera decisiva la viabilidad de sus negocios y ponen en entredicho la supervivencia del sector.

Copiso, que también estuvo representada en la reunión con Quiñones, asegura que la producción porcina y el cultivo del viñedo son «compatibles con una convivencia perfecta», siendo ambas muy importantes en el sector primario de Castilla y León. En este sentido, afirma que el sector cárnico de la Comunidad tiene más peso que el del vino.

Para la cooperativa soriana no cabe, por tanto, plantear ninguna limitación normativa más en el porcino para no molestar a las bodegas, como parece que se habría pedido a la Junta de una manera muy discreta, pero que ha llegado a los oídos de los productores de porcino.

Copiso recuerda que el porcino es una actividad ganadera propia del campo que cuenta con una normativa muy exigente en todos los aspectos, como es la ubicación de granja, los medioambientales o la gestión de residuos. Una actividad que comparte espacio con la agricultura, incluido el cultivo del viñedo.

Por su parte, la elaboración de vino es una actividad industrial agroalimentaria que debería ubicarse en espacios adecuados como los polígonos industriales. Copiso explica que la tendencia creciente de las bodegas a querer ubicarse en el campo, para ofrecer una estética y una imagen de entorno más atractivo, ha propiciado una normativa excepcional que les permite asentarse entre las fincas de viñedo.

Pero esta circunstancia, considera, «no da a las bodegas excusas para tratar de expulsar a la ganadería porcina del campo, porque supondría una discriminación y un ataque “intolerable y peligrosísimo. Una bodega no tiene más derechos que una granja porcina en el sector primario».

Por eso, la cooperativa confía en el «sentido común» de la administración y del propio sector vitivinícola, «más allá de la sinrazón de alguna bodega concreta», y que este tema quede en nada, volviéndose a la convivencia natural de ambas actividades.

El detalle

El porcino. El sector supone la tercera parte de la actividad ganadera en Castilla y León, da empleo a más de 15.000 personas y factura 800 millones de euros al año.

Ribera del Duero. Es una de las principales denominaciones de la Comunidad, pero no solo se destaca por la calidad de sus vinos, sino también por su patrimonio natural y cultural. Las bodegas y viticultores invierten constantemente en la recuperación y conservación de viñas centenarias, adoptando sistemas sostenibles que protegen su principal fuente de vida y desarrollo. Esta dedicación asegura que la región mantenga su identidad única y su reputación como una de las principales zonas productoras de vino en el mundo. Terminó 2022 con 14.742.419 litros de vino exportados y 174.262.690 euros de facturación.

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