La cosecha de cereal doblará la de 2023 con 6,2 millones de toneladas

La cosecha de cereal de Castilla y León duplicará la del año pasado si se cumplen las previsiones de la Primera estimación de los rendimientos de la cosecha de cereales publicada por Cooperativas Agroalimentarias de España. Pasará de la pobre producción de 2023, que se quedó en solo 3.048.634 toneladas, sin contar el maíz, a las 6.215.689 previstas por el informe. Supone, en términos relativos, un 103% en comparación con el ejercicio anterior.

Los cultivos de trigo blando y cebada acaparan más del 92% del total de cultivos de cereal en Castilla y León, excluyendo el maíz. El rey de los cultivos de la Comunidad, el trigo blando, suma una superficie en las nueve provincias de 766.383 hectáreas, con una producción prevista de 3.065.532 toneladas. La cebada, por su parte, se ha cultivado en 705.351 hectáreas, con una producción estimada de 2.680.334 toneladas.

Aunque no suela formar parte de este tipo de estimaciones de cereal, el maíz ocuparía el tercer lugar en Castilla y León, con 116.018 hectáreas cultivadas y una cosecha estimada de 1.334.206 toneladas, lo que elevaría la cosecha total de cereal, si se incluyera, a 7,55 millones de toneladas.

Si se cumplen las previsiones, la cosecha de cereales de la Comunidad será un 3,17% más abundante que la media de los últimos 4 años (6.024.775 toneladas), aunque hay que precisar que han sido cuatro años atípicos, en los que se ha alternado una de las peores cosechas de las últimas décadas, la del año pasado, con una de las más abundantes, la de 2020, con 8,8 millones de toneladas recogidas.

La producción de cereales de la Comunidad, según la estimación, aportará el 37,67% del total que se recogerá en España, estimado en 16.500.586 toneladas. Castilla y León será de nuevo, así, la primera productora de cereal del país, muy por encima de la segunda del ranking, Castilla-La Mancha, con 3.212.712 toneladas. Le siguen Aragón, con 2.159.944 toneladas y Andalucía, con 1.804.906.

En el ámbito nacional, y contando el maíz, Cooperativas Agroalimentarias de España prevé una buena cosecha de 20 millones de toneladas de cereales, una producción que ha perdido 500.000 hectáreas comparadas con la media desde 2018, razón por la que la cosecha se estima en esos 20 millones de toneladas a pesar del magnífico rendimiento medio esperado en 2024, de 3,69 toneladas por hectárea.

El Consejo sectorial de Cereales de Cooperativas Agroalimentarias realizó el pasado martes la primera estimación de cosecha, que se repartirá en los 5,45 millones de hectáreas cultivadas, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa). En el arranque de la cosecha de cereales los servicios técnicos de las cooperativas, asentadas en todo el territorio nacional, prevén unos muy buenos rendimientos de 3,69 toneladas por hectárea, un 11% superior a la media quinquenal y ligeramente por debajo de la media de 5 años sin contar el catastrófico 2023. Por cultivos, también en el ámbito nacional, en trigo blando se alcanzarán los 6,3 millones de toneladas, en cebada 7,7 millones de toneladas, en maíz los 3,6, seguidos de los 0,9 en trigo duro (durum), los 0,74 de avena para grano, los 0,67 de triticale y los 0,215 millones de toneladas de centeno. 

Climatología

Según el análisis de los representantes del sector en Cooperativas Agroalimentarias de España, la campaña climatológica ha tenido un comportamiento muy adecuado para el desarrollo de los cereales en casi toda España. Las escasas precipitaciones de abril y mayo han impedido alcanzar unos rendimientos similares a los del año 2020 pero, aun así, el rendimiento medio es superior a la media de los últimos 5 años y muy similar al rendimiento medio, sin los datos de la desastrosa campaña 2023.

España es un país de secano, el 85% de la superficie dedicada al cultivo del cereal se encuentra bajo este tipo de cultivo. Según los datos de Aemet, el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2023 hasta el 21 de mayo de 2024 es de 534 mm, lo que representa alrededor de un 6 % más que el valor normal correspondiente a dicho periodo.

En cuanto a las temperaturas, hasta el momento, se ha comportado de forma adecuada para el ciclo del cereal, evitando que los cultivos sufran estrés hídrico en los meses de abril y mayo, lo que ha favorecido una correcta formación de los granos y unos buenos rendimientos.