Castilla y León pierde la mitad de la cabaña ganadera
El aumento de precios que han recibido los profesionales del vacuno no ha conseguido evitar el abandono progresivo de las granjas lácteas de la comunidad, pese a mantener una producción estable con menos explotaciones pero mayor dimensión
La subida del precio percibido por los ganaderos del sector del vacuno de leche, que se inició hace dos años y que alcanzó su máximo en diciembre de 2022, no ha conseguido evitar la progresiva sangría que se está produciendo en las explotaciones lácteas de Castilla y León, que han perdido un tercio de sus ganaderos en el último lustro. Sin embargo, la producción se mantiene estable, por encima de las 77.000 toneladas, lo que indica una concentración en cada vez menos explotaciones pero con un mayor dimensionamiento.
Así lo apuntan los datos del último lustro en el sector del vacuno de leche, ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en los informes mensuales sobre las declaraciones de entregas de leche cruda, analizados por Ical, y que muestran un progresivo descenso de los precios durante los últimos 12 meses, aunque los 53 céntimos por litro que recibieron los ganaderos castellanos y leoneses de este sector en enero de 2024 siguen estando un 60% por encima de los 33 céntimos que percibían en el primer mes del año 2019.
Ese crecimiento en el precio es inversamente proporcional, sin embargo, al número de ganaderos que se ocupan de este tipo de explotaciones en Castilla y León. La subida de precio, que alcanzó su cenit en diciembre de 2022, cuando se logró vender cada litro a 61,5 céntimos, no logró paliar el descenso de profesionales del vacuno de leche, que cansados de años de ventas a pérdidas, consideraron que la subida llegaba “demasiado tarde”. Así, el 2022 de progresivos aumentos en el precio no se tradujo en más ganaderos. Todo lo contrario: entre enero de aquel año y el de 2023, 85 ganaderos de vacuno de leche abandonaron sus explotaciones en Castilla y León.
La reducción, curiosamente, ha sido más atenuada en el último año pese a una nueva bajada de los precios, puesto que al inicio de 2024 se mantenían en este sector 711 profesionales, un 8% menos con respecto al año anterior, que se traduce en 62 ganaderos que dejaron el vacuno de leche. Todo ello profundiza en una sangría que, en la comparativa de los últimos cinco años, se cifra en un tercio menos de profesionales. En números absolutos, 366 ganaderos que, como poco, ya no se dedican al sector lácteo y, en muchas ocasiones, ni siquiera al sector primario.
A nivel nacional, la evolución fue similar a la de Castilla y León, con aumentos en los precios que alcanzaron el 81% en enero de 2023 y que se moderaron hasta el 57% en el primer mes de este año, en la comparativa con la situación de 2019, con un descenso prolongado del número de ganaderos aunque algo menor que en la Comunidad. Porque si en Castilla y León la pérdida del último lustro se tradujo en un tercio, en el conjunto nacional es de algo más de una cuarta parte, en concreto el 26,5% desde los 13.553 productores de vacuno de leche que había en enero de 2019 hasta los 9.951 que aún quedan en 2024 en España.
Pero no solo la política de bajos precios, en el entorno de los entre 32 y 35 céntimos por litro que recibían los ganaderos tanto antes como después de la pandemia de COVID-19, marcan el abandono del vacuno de leche en España y en Castilla y León. La desaparición del sistema de cuotas lácteas que rigió al sector en la Unión Europea hasta abril del año 2015 fue el inicio de la sangría que hoy sufre el sector lácteo en la Comunidad. Y es que si entonces Castilla y León contaba con 1.425 explotaciones de leche de vaca, hoy tiene exactamente la mitad.
Sin embargo, la reducción del número de ganaderos y la fluctuación de los precios, primero a la baja, en 2022 al alza y, en el último año, de nuevo en descenso, no ha tenido su correspondencia en la producción. Castilla y León ha mantenido así, durante el último lustro, una cantidad similar de leche generada por sus explotaciones, con alzas y descensos apenas perceptibles.
Así, en enero de 2024, las explotaciones de vacuno de leche de la Comunidad generaron 77.315 toneladas, una cantidad que apenas varía en dos centenares de toneladas de las 77.130 que se recogieron en el mismo mes de hace cinco años. Las cantidades producidas en enero de los cuatro años intermedios tampoco registran grandes variaciones: 78.479 en 2020, 76.568 en 2021, 78.728 en 2022 y 77.864 en 2023. De hecho, la diferencia entre la mayor y menor producción en estos años apenas llega al 2,8%.
Esto se debe a la concentración de la producción del vacuno de leche en menos explotaciones pero más dimensionadas. Así lo apunta, además, el informe sobre la estructura del sector en España, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y que estudia las variaciones entre los años 2018 y 2022, cuando la reducción de los ganaderos en Castilla y León se cifró en un 25% pero las entregas se mantuvieron estables, con una ligera variación al alza del 2% hasta las 922.867 toneladas anuales.
De hecho, la gran diferencia en este estudio aparece en el rendimiento medio por explotación de vacuno de leche. Así, en 2022, se situó en Castilla y León en los 1.060 kilogramos, lo que supone un aumento del 36% con respecto a 2018. Un dato que demuestra que el número de vacas y su producción se mantiene estable y lo que cambia es el tamaño medio de la explotación: desaparecen las pequeñas, se pierden ganaderos de vacuno de leche, pero los que quedan lo hacen con fincas de mayor tamaño (106 animales de media, 23 más que cuatro años antes) con un objetivo: tratar de hacer rentable un sector que, en cuanto a número de profesionales, se sigue desangrando.