«La producción saldrá adelante aunque tenemos menos cantidad de agua»
La Comunidad de Regantes de Almazán cuenta los 4.500 metros cúbicos por hectárea , un 30% menos de su dotación habitual , pero su presidente, Sergio Muñoz, está convencido de que será suficiente para salvar los cultivos
El embalse de La Cuerda del Pozo llega al verano con poco más del 60% de su capacidad total, que asciende a 248,776 hectómetros cúbicos. El año pasado por estas mismas fechas este embalse de la cuenca hidrográfica del Duero recogía 200,866 hectómetros cúbicos de agua, el 80,74% de su capacidad. Las tormentas de los últimos días apenas han dejado agua en la provincia, y el campo está pasando sed, lo que ha provocado que se adelante el inicio de la cosecha en más de diez días en las zonas más adelantadas de Soria, como Monteagudo de las Vicarías o Fuentelmonge.
Los agricultores miran al cielo esperanzados, aunque a estas alturas les da más miedo que llegue la lluvia en forma de granizo y termine de tumbar una campaña que calcula unos rendimientos medios provinciales de unos 1.500 kilos por hectárea, de modo que será un 50% inferior a la media de los últimos años. Tampoco lo tienen fácil los regantes, a quienes ya en marzo se les redujo la cantidad de agua que podían utilizar para sus tierras, aunque de momento creen que tienen suficiente como para terminar su campaña.
La Comunidad de Regantes del Canal de Almazán, que con sus 5.100 hectáreas trabaja con la superficie de riego más extensa de la provincia, recibió en la última comisión de desembalse una dotación de 4.500 metros cúbicos por hectárea para toda la campaña, un 30% menos de su dotación habitual, 6.000 metros cúbicos por hectárea, pero que, sin embargo, será suficiente para salvar los cultivos de esta temporada, según calcula el presidente de la Comunidad, Sergio Muñoz. Sí cree que producciones como la patata van a sufrir más, pero el resto podría salir adelante.
En este sentido tiene muy presente la campaña de 2017, cuando la sequía puso en jaque a los regantes del Alto Duero con los del Bajo Duero y el Pisuerga, donde tenían graves deficiencias de agua. «Fue un año muy grave, pero se hicieron las cosas bien y todo salió adelante», recuerda. Por eso se muestra tranquilo con la situación de este año, ya que los registros de agua en el pantano son mejores que entonces y hay más previsión.
Sergio está cosechando espinacas estos días. Cuenta con una finca de 33 hectáreas de este cultivo que además está en crecimiento en la provincia gracias precisamente al regadío. Según los últimos datos estadísticos, este año se han sembrado 56 hectáreas de espinacas, casi un 20% de toda la superficie en la Comunidad. No obstante, con estas cifras Soria ocupa el segundo lugar, pero muy por detrás de Valladolid, con 194 hectáreas. Y después Zamora, con 43. En total, dejaron una producción de 6.213 toneladas, de las que 1.120 ‘salieron’ de Soria, 4.268 toneladas de Valladolid, y el resto, de Zamora.
Con el calor que está haciendo estos días, buena parte de la recogida de las espinacas se está realizando de noche y de madrugada, para garantizar su conservación hasta que se lleva a la planta transformadora, en Milagro (Navarra). Esta campaña la producción está siendo buena, a juicio de Sergio, pero las condiciones meteorológicas que están teniendo se hace más difícil la cosecha. «Estamos pendientes de cuando llega el camión de la fábrica, que es cuando se recoge, para que se quede fresca», señala este agricultor.
Sergio, que lleva varias campañas dedicándose a la espinaca, asegura por su experiencia que la espinaca tiene un ciclo muy agradecido porque se hace muy grande, y ahí hay que cosechar porque si no con los calores se espiga, que es el riesgo que corren estos días.
Las máquinas van despacio, «a un ritmo de cuatro camiones al día, teniendo en cuenta que un camión se llena con la producción de una hectárea más o menos», de modo que las labores se extienden durante más de una semana.
Y pese a que cree que los rendimientos son «buenos», lo malo de esta temporada son los gastos, un problema que está sufriendo todo el sector. «La espinaca necesita mucho nitrato, y es un insumo que se ha duplicado. Por no hablar del gasóleo», lamenta Sergio Muñoz.
Y en su caso se suma la electricidad necesaria para las infraestructuras de regadío. «Afortunadamente la Comunidad de Almazán compra la luz desde la Confederación de Regantes y teníamos para más de la mitad de este año a 45 euros el MW, más que el año pasado pero al menos no nos ha pasado como en comunidades de otras provincias a las que se les ha disparado este coste y se han planteado incluso no sembrar». A futuro, reconoce que justo decidieron sacar a subasta pública, pero no pudieron acceder a la compra.