Diario de Castilla y León

«El centro de selección genética de Copiso servirá madres de líneas puras a toda Europa»

PROYECTOS Recoge el relevo de Andrés García con el objetivo de seguir generando valor añadido a la producción agraria de la provincia

Pascual López Nuez, director-gerente de Copiso. /  FOTO: MARIO TEJEDOR

Pascual López Nuez, director-gerente de Copiso. / FOTO: MARIO TEJEDOR

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Irene Llorente Yoldi

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Es desde enero el nuevo director-gerente de Copiso. Recoge el relevo de Andrés García Martínez, que deja el puesto por jubilación, aunque seguirá vinculado laboralmente a la cooperativa hasta que se presenten los datos del ejercicio económico de 2020 a la asamblea general. Pascual López Nuez ha desarrollado toda su vida laboral en Copiso, desde que llegó en el año 1990, después de estar trabajando un par de años en otra cooperativa agro-ganadera, en la provincia de Castellón. Comenzó como veterinario clínico de campo, cuando la cooperativa iniciaba el desarrollo de la producción en integración, y después tomó las riendas de la dirección técnica de porcino, que abarcaba la nutrición, pero también la modernización de la fábrica de piensos, los sistemas de control de calidad o la formulación de piensos. Ahora, continuará con las líneas trazadas por Andrés para conseguir dar valor añadido a la producción agraria de la provincia y que la riqueza se quede en el territorio, el principal objetivo de la cooperativa, por su compromiso con los agricultores y ganaderos de Soria. 

Pregunta.- En sus treinta años de carrera profesional Copiso ha crecido exponencialmente y ya es la primera empresa por volumen de facturación, con 277 millones de euros entre la cooperativa y las empresas del grupo. ¿Todo un orgullo ser partícipe?

Respuesta.- Cuando me incorporé a la cooperativa en el año 1990 empecé como veterinario de campo para ocuparme de la producción porcina en integración, con el fin de diluir los costes de la fábrica de piensos, ya que entonces apenas salían unas 4.000 toneladas al mes. Así, adquiríamos los lechones fuera de la provincia y los engordábamos en Soria. En este tiempo he vivido todo el desarrollo del porcino y ahora producimos casi un millón de cerdos. Es la segunda e incluso la tercera generación de ganaderos la que trabaja ahora con Copiso.  

P.- Ahora la fábrica produce 25.000 toneladas de pienso al mes, pero cuando entre en funcionamiento la nueva planta Copiso quiere incluso duplicar estas cifras

R.- Cuando Andrés asumió la gerencia yo me encargué de la dirección técnica del porcino y del proyecto de modernización de la fábrica, la implementación de los sistemas de control de calidad y formulación de piensos. Ha habido una gran especialización y hemos multiplicado considerablemente la producción de pienso. Siempre desde el objetivo de generar valor añadido a partir de la producción primaria. Se trataba de transformar el cereal que comercializaba Copiso de sus socios en algo más y que generara al mismo tiempo actividad para la cooperativa. Ahí entraba la integración. Nuestros piensos eran el alimento para nuestros cerdos. Y además comprábamos los abonos y fitosanitarios y al centralizar ventas les ahorramos costes con este servicio. Con los proyectos que tenemos en marcha de la nueva fábrica y los almacenes de Valcorba, que estarán listos para la nueva campaña, y la planta de blending para suministrar fertilizantes a la carta en Almazán, cuya apertura está prevista para septiembre, abrimos aún más el radio de acción de Copiso, más allá de las fronteras provinciales. Ahora queremos explorar. 

P.- ¿Con nuevas actividades?

R.- Es la base teórica del concepto de Copiso. Una vez que tenemos una mayor dimensión podemos intentar canalizar o generar otro tipo de actividades, directamente ligadas al campo pero con más valor añadido, o participar más en la cadena de producción. Incluso con los regadíos de Almazán, ya que se están abriendo otras puertas y no nos queremos quedar al margen. Queremos captar cualquier tipo de iniciativa en el sector agroalimentario, apoyarla y ver su viabilidad. Si podemos participar y darle un empuje, e incluso en aspectos financieros, ahí estaremos. Sobre todo porque hay que entender que Copiso es de gente que vive en Soria y que ha estado aquí siempre. Tenemos vocación de relanzar esta provincia y trabajar por su desarrollo. Es nuestra vocación. 

P.- La nueva fábrica va unida a incrementar la producción porcina a través de las integradoras. ¿Hay margen para seguir creciendo? 

R.- Soria tiene un censo de más de medio millón de cerdos, lo que supone una densidad de 56 cerdos por kilómetro cuadrado. En Castilla y león la cifra es algo menor, 39 cerdos por kilómetro cuadrado. Pero hay países como Dinamarca o Holanda donde la densidad está en los 300 cerdos por kilómetro cuadrado. Llegar a esas cifras es desorbitado, pero en principio y con el cereal que se produce en la provincia se podrían alimentar dos veces y media los cerdos que hay en Soria. Tenemos cierto margen para seguir ampliando, pero siempre de una manera ordenada. Llevamos desde el año 2000, cuando se reguló el sector, con un crecimiento muy sostenible. Si se regulara con más rigidez, que en vez de un kilómetro entre explotación se ampliara a dos, todavía habría margen porque las distancias lo permiten.  

P.- ¿Existe en el porcino falta de relevo? 

R.- El problema de Soria no es la superficie, es la población. Hay tan poca gente que la posibilidad de que haya nuevas iniciativas es muy poca. El propio crecimiento del porcino va a estar limitado por la demografía. Y en todo caso va a haber un crecimiento sostenido y sostenible durante unos cuantos años más. Ahí, en previsión de que podemos expandirnos fuera del entorno de la provincia entra en juego el proyecto de la construcción de la segunda fábrica, que casi dobla la capacidad de producción que tenemos hoy. Con la fábrica actual tenemos un límite de fabricación de 290.000 toneladas de pienso al año y con la nueva podríamos pasar a las 500.000 toneladas año, una vez se complete la capacidad de producción en un plan a quince años. Aún así, no acabaríamos con todo el cereal que se produce en Soria, 600.000 toneladas. Así, cuando ambas plantas estén a pleno rendimiento, toda la estructura de Copiso consumiría algo más de la mitad del cereal de la provincia en un año medio. Pero tenemos inquietud por gestionar más cereal. Hoy el cereal de nuestros socios supone el 30% de la cuota.  

P.- Copiso es todo un paradigma de economía circular 

R.- El 90% del cereal se recoge en un entorno de 80 kilómetros a la redonda de la fábrica de piensos. El ganado que alimentamos con nuestros piensos se cría en ese mismo entorno, de igual forma que el estiércol que se utiliza para abonar las parcelas. Es un ejemplo paradigmático de economía circular, una ventaja que la tenemos en Soria y no la tenemos en otros sitios y lo que ha permitido a Copiso crecer de forma exponencial. 

P.- ¿Y ahora quiere cerrar aún más el círculo con el núcleo de multiplicación porcina de Cabanillas? 

R- La granja de 2.500 madres de Cabanillas ya ha empezado a producir los primeros lechones y en un mes estará a pleno rendimiento. Desde esta granja, en la que trabajamos con líneas puras, se repartirán las cerdas de vida para toda la estructura de Copiso cubriendo sus necesidades e incluso se podrán vender a otros clientes, dado que aproximadamente saldrán unos 25.000 animales; 15.000 para Copiso. Así también ganamos en valor añadido, dado que hasta ahora traemos las cerdas de fuera.

P. - Sin olvidar el bienestar animal... 

R- Es algo que nos preocupa continuamente. Hemos empezado a construir un centro de selección genética en Portillo con capacidad para 2.500 cerdas madre y una inversión de casi diez millones de euros, desde donde saldrán las cerdas que Copiso proveerá a todos los centros de multiplicación genética de Europa. Los animales se servirán a granjas de Alemania, Italia, Austria, e incluso Reino Unido. Hasta ahora sólo había un centro en Dinamarca, pero la de Portillo será única porque serán líneas puras, pensando en unos estándares de bienestar animal muy por encima de la normativa comunitaria. La idea es empezar a producir en un año y medio. Se trata de un espacio de I+D+ i que requiere mucho más personal que otras granjas y mucho más especializado para un trabajo de gran calidad. Vendrán auditores de cadenas de distribución europeas a comprobar que se cumplen estos estándares que exigen mercados como los ingleses o suecos, buscando nichos de más valor añadido.

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