Diario de Castilla y León

GANADERÍA

La productividad bovina aumenta en Castilla y León pese a la crisis

La explotaciones regionales incrementan sus censos casi tres puntos por encima de la media nacional  /  Los productores cárnicos cifran en más de 100 millones las pérdidas por la pandemia 

Explotación de vacuno en la localidad vallisoletana de Cogeces del Monte. /  ICAL

Explotación de vacuno en la localidad vallisoletana de Cogeces del Monte. / ICAL

Publicado por
D.S.M.
Valladolid

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En tiempos de crisis, el campo regional se crece. Claro ejemplo el del sector ganadero, que ha redoblado esfuerzos desde los primeros compases de la pandemia aún sabiendo que la crisis que se avecinaba conllevaría vaivenes en el mercado que posiblemente no beneficien a los pequeños productores. Aún con todo, las explotaciones de Castilla y León han experimentado un crecimiento del 4,2% en lo que a censos se refiere. Mientras tanto, la tasa interanual en España, también al alza, se sitúa en un tímido 1,7%. 

En pleno Estado de Alarma, la actividad se intensificó en casi toda la Comunidad. Así lo demuestran los últimos datos remitidos por el Ministerio de Agricultura, donde tan solo Segovia y Valladolid, con sendas caídas del 0,8 y el 2,1%, no siguieron la tendencia del resto de territorios. En términos porcentuales, Soria lideraba el pasado mes de mayo el aumento de las cabañas bovinas con un 9,1% de reses en relación al año anterior. Le siguen Salamanca y Burgos, con índices de crecimiento del 7,1 y del 6,8%, respectivamente. 

La Comunidad posee más de 93.000 vacas lecheras y 580.688 de aptitud cárnica

Si hablamos de capacidad productiva, Salamanca mantiene un liderazgo indiscutible con cerca de 628.000 animales. Teniendo en cuenta que el último censo registrado por el Ministerio certifica la existencia de más de 1,5 millones de reses en Castilla y León, se puede apreciar cómo dicha provincia acapara más del 41% del total. Por la misma regla de tres, la Comunidad aporta el 22,7% en el cómputo global nacional. 

El informe ministerial también pone de relieve que, durante los cinco primeros meses del año, se enviaron al matadero 361.778 menos de 12 meses. En el intervalo de 12 a 24, la región albergaba 74.618 machos, 30.975 hembras para sacrificio y 118.117 para reposición. Por tipos, el censo más reciente revela la permanencia en tierras castellanoyleonesas de 43.463, de las cuales 3.330 iban destinadas a sacrificio. En lo que respecta al número de vacas, más de 93.000 son lecheras y el resto (580.688) de aptitud cárnica. Dentro de este apartado, la Comunidad ostenta el primer puesto del ranking estatal. Tan solo Extremadura, con 483.503 ejemplares, hace sombra al potencial ganadero bovino de la región más productiva de España. 

Una vez analizados los datos, podemos llegar a la conclusión de que los productores de Castilla y León no han cejado en su empeño a la hora de suministrar carne a los consumidores. Su principal mérito reside en las difíciles circunstancias que han afectado a toda la población mundial y, cómo no, la crisis en ciernes que ya empezó a ser palpable a raíz de la paralización de un sinfín de actividades económicas. A ello hay que sumar, por supuesto, el cierre de restaurantes y negocios hosteleros que dejaron de comprar por causas de fuerza mayor. 

Asoprovac teme una gran caída de la producción debido a la «imparable» bajada de precios  

Las pérdidas en el sector ya son cuantificables. Según la Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne (Asoprovac), la crisis sanitaria del Covid-19 ha provocado una merma económica superior a los 100 millones de euros debido a la «excesiva bajada de las cotizaciones en los precios de referencia de bovinos». Pero esta caída «desmesurada e imparable» no se ve a simple vista. El motivo, según expone la organización, reside en que «no se aprecia en punto de venta», ya que los datos aportados por el Ministerio apuntan a un encarecimiento «en ese mismo periodo».

Ante el malestar y la preocupación que impera actualmente en el sector, Asoprovac remitió a principios de mes una carta al titular de Agricultura, Luis Planas, señalando su impotencia por el descenso progresivo de los precios. Desde su punto de vista, el actual escenario de «extrema fragilidad» desembocara en una considerable caída de la producción, llegando incluso a superar la de crisis anteriores como las de 2008 o el periodo comprendido entre 2010 y 2012. 

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