Las flores comestibles de Borobia recuperan un mercado estrangulado
DE INVIERNO. El vivero de Innoflower en la localidad moncaína se salva de la crisis del coronavirus al ser una producción que se planta en primavera y cuyas flores se empiezan a recolectar ahora
La crisis del coronavirus ha sacudido de lleno al sector de las flores comestibles por su vínculo directo con el canal de la hostelería y la restauración, al que arrastró al cerrar a cal y canto obligado por el estado de alarma. Ahora, con el inicio de la actividad dentro de esta nueva normalidad intenta recuperar su hueco en el mercado, aunque de forma muy lenta. Se ha salvado el vivero que la emprendedora Laura Carrera García tiene en Borobia, un espacio de 600 metros cuadrados con plantas de invierno para aprovechar su altitud y climatología y de donde salen 100.000 flores a la semana en plena campaña, debido a que las plantaciones en marzo o abril. Es más, este año ha incrementado los plantones un 20% de las dos variedades principales que cultiva a las faldas del Moncayo, pensamientos y pensamientos mini, para no dejar desabastecidos a sus clientes.
Laura no quiere hacer balance de pérdidas por el momento. Prefiere dedicarse con ganas a sus flores durante todo el verano y ya en septiembre hará cuentas. Las pérdidas han sido por miles, se lamenta. Y es que al ser un producto tan perecedero buena parte se ha perdido, si bien son muchos los cultivadores los que han apostado por intentar garantizar su conservación a más largo plazo. De hecho, Laura decidió deshidratar y liofilizar sus flores que se venderán a través de una nueva línea que su empresa Innoflower sacará a la luz en las próximas semanas y con la que espera remontar su senda.
La gran mayoría de nuestros clientes pertenecen al canal horeca , y si ya los meses de enero y febrero ya habíamos experimentado un descenso porque son bastante complicados, con el confinamiento la repercusión ya fue máxima, explica esta emprendedora. Pasamos a facturar prácticamente cero, con casi ninguna venta y nos vimos obligados a presentar un ERTE . En junio Innoflower ha empezado a remontar un poco, después de un mes de marzo muy duro, abril prácticamente nulo y una ligera remontada en mayo con la venta on line a través de la página web.
En junio hemos recuperado un 10% de nuestra facturación, pero poco más, reconoce. En positivo destaca el vivero de Borobia, donde los efectos de la pandemia no han afectado tanto como a los de Zaragoza, donde se planta en septiembre, octubre y noviembre para luego recolectar en la primavera, desde marzo a mayo e incluso junio. Borobia es más tardía y las plantaciones de las flores de invierno comienzan en marzo o abril, de modo que realmente la crisis del coronavirus no ha afectado a la producción y esperemos que tampoco lo haga a las ventas.
Innoflower sigue con la misma marcha que el año pasado en Borobia . Se han puesto más de 5.000 plantas, pero de forma más escalonada para ir dosificando. Y de momento va bastante bien la campaña, asegura Laura. Del coronavirus ha aprendido mucho. Ha tenido tiempo. Sobre todo a diversificar. Y es que del canal horeca dependía buena parte de su facturación. Apostamos por el e commerce, la tienda on line y al mismo tiempo nos hemos lanzado en la creación de nuevos productos. A este respecto, adelantó que Innoflower va a sacar en breve dos nuevas líneas de flores deshidratadas y liofilizadas, en las que también se incluirá parte de la producción de Borobia.
Laura hará balance después del verano, cuando finalice la cosecha. Pero ya avanza que las pérdidas se calculan por miles. Ha sido muy duro, lamenta. Y es que durante este tiempo Innoflower ha tenido que cortar las plantas y para no tirarlas las ha utilizado de compost. Un porcentaje de estas flores han sido deshidratadas, otra parte liofilizadas y otras se han perdido por falta de personal. Es muy complejo tener una estructura entera si no hay ventas, confiesa Laura. Explica que ahora empieza la actividad, aunque tímidamente. No alcanzaremos las ventas del año pasado, pero poco a poco iremos recuperando. Y es que se trata de un producto muy perecedero, de día a día. Recolectamos y enviamos como máximo en 24-48 horas a los mercados, con una fecha de consumo preferente de entorno a ocho o diez días. Estos tiempos tan cortos y sin tener mercado nos impidieron mantener a la gente. Con la apuesta por el deshidratado y el liofilizado también tiene que contar con gente.
Estamos trabajando en remontar esto con toda la ilusión que se puede, reinventándonos, tenemos ahora muchas ideas. Con un 80% de la plantilla, parece que los supermercados especializados empiezan a vender flores y los restaurantes también, sin olvidar la tienda on line, que está funcionando muy bien con la gente que se está animando a utilizar las flores comestibles desde casa, ya que la locura que hay por la repostería le está ayudando bastante a salir de esta crisis. De momento afronta el verano con mucha imaginación, pocos recursos y muchas ganas. Tenemos que ver dónde podemos mejorar y optimizar. Pero todavía el mercado sigue al 50%. Confía en las flores de Borobia, de una calidad máxima, para compensar el bajón de los meses anteriores.