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BUENA CAMPAÑA

Previsiones de buenas cosechas pero bajo precio, el contrasentido del cereal

A pesar de que los primeros análisis avanzan que se obtendrán buenos resultados tras la siega, que podría iniciarse en julio, «de poco nos sirve si luego por intereses económicos nos pagan precios irrisorios»

La prevision inicial es iniciar la cosecha en la provincia con el mes de julio. / ECB

Publicado por
M. M.
Valladolid

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La provincia burgalesa encara las últimas semanas de crecimiento del cereal en los campos, ante las cuales se augura una buena cosecha veraniega. Todo ello anunciado con la precaución a la que obliga tener que seguir mirando al cielo, ante el conocido peligro que suponen las fuertes tormentas de granizo con las que viene frecuentemente aparejado el verano burgalés. 

«Es una época crítica, ya que con una de esas granizadas en un momento puede quedar arrasado el trabajo de meses», explica la responsable de la Unión de Campesinos (UCCL) en Burgos, Susana Pardo.

La agricultora burgalesa remarca sin embargo, la triste contradicción que a pesar de esta optimista previsión de buenos resultados vuelve a protagonizar el cultivo cerealista, «puesto que con ella no vendrán aparejados buenos precios a la hora de la venta posterior del producto», advierte Pardo. «Los cuales siguen moviéndose en cifras de los años 80 del pasado siglo», detalla. Siendo prueba de la obsolescencia de dicho sistema de compra-venta «el hecho de que sea habitual hablar todavía en pesetas como moneda de la compra», remarca.

Una continua incertidumbre la que rodea al cereal las semanas previas a la cosecha -«la cual se cree que pueda comenzar en tierras burgalesas con el mes de julio»-, avanza, pues son muchos los elementos que influyen de forma importante en el resultado final. «Y gran parte de ellos incontrolables para los propios agricultores, a pesar de ser nosotros y nuestro trabajo el punto de origen de un comercio que mueve miles de millones, y que es hoy moneda de cambio para los políticos en los despachos de todo el mundo a la hora de negoiar acuerdos internacionales  o negociciones empresariales».

Opinión en idéntico sentido que también expresan desde la agrupación Asaja en Burgos, donde consideran «incomprensible el hecho de que ante la previsión de una buena cosecha los precios sin embargo vayan a ser tan bajos» , recriminan. 

Una buena noticia a medias ya que si bien esos buenos resultados hacen olvidar las menores cosechas logradas en las temporadas anteriores, ese baile de precios nada acorde con los esperados buenos resultados en la recogida de este verano, «hace pensar en factores que no tienen nada que ver con la cosecha como intereses comerciales o querer inflar el mercado dando así lugar a una idea de falsa sobreproducción que permita ofertar precios de compra más bajos», argumenta el secretario de la entidad en Burgos Rafael Díaz. 

Como añade, «no se trata de pedir precios logrados en momentos de pico excelentes -en los que rondaban las 35-40 pesetas» , explica. «Pero evidentemente tampoco las apenas 20-25 pesetas que se prevé pagar por trigos y cebadas, por lo cual pedimos que la compra de las cosechas cuenten con unos precios que ronden las 30-32 pesetas, con que se cubren costes y se da un cierto beneficio al agricultor que es quien asume todos los riesgos», remarca Díaz.

Contrasentido que se remarca a la hora de observar los precios de la cesta de la compra, «donde el incremento de precios que los ciudadanos han experimentado en la compra habitual es evidente», denuncia Pardo, «achacando las grandes superficies y distribuidoras esa subida a la necesidad de compesar el sobrecoste que les han generado las labores de limpieza y desinfección necesarias de las instalaciones a raíz de la irrupción del Covid-19 (coronavirus) en todo el país», afirma. «Medidas que yo también debo tener en cuenta al trabajar en mis instalaciones y con mis maquinarias, por ejemplo» reivindica a su vez. «Y sin embargo eso no se tiene en cuenta a la hora de compensarnos como productores ese gasto añadido por la seguridad de todos, pagando un precio más justo al comprarnos el producto», reprocha la presidenta. 

Desequilibrio entre precio y producción al que ambos responsables agrarios suman el problema de enfermedades con que llega el cereal a las puertas de la cosecha, a causa en gran parte por las muchas lluvia que han protagonizado esteos meses previos, «y ante los que no puede hacerse ya nada», lamentan.

 Como detalla Pardo, «la roya está ya presente por todas partes en algunas zonas, sobre todo en plantaciones tempranas las cuale se ven desde lejos con ese color narajan de la enfermedad» . A la que se suma el llamado mal de pie de las espigas, que causado por un hongo  hace que el trigo no produzca granos o los haga pero de un tamaño mucho menor en comparación a los normales», explica. Ademas del cefus, un insecto que atacan las espigas cortandolas y causando que se rompan con la mínima ráfaga de viento.

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Problemas que podrían haber tenido consecuencias más graves por la temida falta de tratamientos previos en primavera, al coincidir la llegada de esta estación tan vital para el campo con la paralización de toda actividad en el país a causa de la irrupcion del coronavirus y el posterior decreto de estado de alerta para intentar frenar su contagio. «Sin embargo  a los profesionales del mundo agrario nos dejaron trabajar, ya que el Gobierno permitió que el sector acudiera a granjas, explotaciones y campos a realizar dichas labores, y con ello asegurar productos básicos para el abastecimiento de toda la sociedad», detallaban ambos.