Diario de Castilla y León

Palencia y Burgos se rebelan contra las macrogranjas porcinas

Agricultores y ganaderos rechazan la instalación de 14 explotaciones por temor a que contaminen las aguas y el suelo / Una plataforma ciudadana tacha los estudios de «auténticas chapuzas»

Manifestación, a pie de campo, para rechazar los proyectos. / P.C.V.

Manifestación, a pie de campo, para rechazar los proyectos. / P.C.V.

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Diego Santamaría

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Competencia desleal y efectos nocivos sobre el medio ambiente . Dos argumentos con el suficiente peso para movilizar a las zonas de Palencia y Burgos, separadas por las aguas del Pisuerga, que se oponen tajantemente a la construcción de 14 macrogranjas de porcino -más de 80.000 cerdos- en una docena de localidades. A esta ecuación se suma otro factor que preocupa, y mucho, a los integrantes de la plataforma Pisoraca y Comarcas Vivas: la reciente eliminación del trámite de información pública a la hora de presentar evaluaciones de impacto ambiental en Castilla y León. Con este cambio normativo, los agricultores, ganaderos y vecinos de las comarcas afectadas se encuentran «absolutamente indefensos ante este tipo de proyectos». Así se lo hizo saber por escrito, hace apenas unos días, el portavoz de este colectivo, Pedro Gutiérrez, al vicepresidente del Gobierno regional, Francisco Igea. 

De momento, la presión popular ha servido para frenar varios proyectos en ambas provincias. El problema, según apunta Gutiérrez, reside en que la empresa promotora de las macrogranjas (Decamed Trading SL) busca nuevos emplazamientos. Ocurrió en Villavedón, pedanía perteneciente al municipio burgalés de Villadiego. La propuesta no salió adelante porque la construcción de un cebadero de miles de cerdos se contemplaba sobre un camino de titularidad pública. Tras la negativa, la compañía optó por presentar un proyecto de similares características en Cuevas de Amaya, perteneciente a Sotresgudo. De igual manera, la oposición vecinal en Castrillo de Villavega, en el palentino Valle de Valdavia, propició la retirada de Explotación Agropecuaria Loma Ucieza (Ealusa), interesada en instalar una macrogranja de madres. Por otro lado, la explotación que se pretendía construir en Meneses de Campos se encuentra en la cuerda floja después de que el Ayuntamiento haya retirado su apoyo. ¿El motivo? El rechazo social, más reforzado aún si cabe tras conocerse los vínculos familiares del regidor y el teniente de alcalde con el presidente nacional del Partido Popular, Pablo Casado. 

Fue a raíz del proyecto de Villavedón cuando  Pisoraca y Comarcas Vivas inició su andadura. «Empezaron a llegar cartas, se fueron moviendo, tirando del hilo y lo consiguieron parar», rememora Gutiérrez mientras denuncia el «secretismo» que impera, cada vez más, a la hora de impulsar esta clase de iniciativas. En la misma línea, el procurador socialista por Palencia, Jesús Guerrero, criticaba hace unos días en las Cortes el «despropósito» y la «preferencia» de los ‘populares’ por un «modelo de antidesarrollo» cuyo principal objetivo es «favorecer a los inversores que ya estuvieron en las eólicas y las fotovoltaicas». Asimismo, no dudó en acusar a la exconsejera de Agricultura, Milagros Marcos, de mentir a la opinión pública «negando la existencia de proyecto alguno» en tierras palentinas «hace poco más de un año». 

Ya sobre el terreno, en clave agroganadera , Gutiérrez está convencido de que la implantación de macrogranjas en la zona supondrá la puntilla para las explotaciones familiares que se resisten a tirar la toalla pese a «llevar décadas recibiendo ataques por todos lados», empezando por el encarecimiento de los inputs y la caída de los precios que perciben. Por si fuera poco, a los ganaderos se les exigen las «mismas medidas» que a las granjas de gran tamaño, de ahí que «la gente haya ido abandonando poco a poco porque no podían vivir de ello». El más claro ejemplo, a su juicio, es la desaparición progresiva del ovino. «En todos los pueblos había ovejas. Hace años que no, las han ido quitando porque es un trabajo muy esclavo y no da beneficios con el sistema actual». No en vano, en la zona norte de Palencia aún se mantienen activos productores de vacuno. Muchos, eso sí, «complementando con agricultura» y a expensas de lo que podría conllevar el vertido masivo de purines. 

En la misma línea se sitúa Rafael, propietario de una explotación de vacuno en La Vid de Ojeda, cuya área de influencia, con «bastantes granjas de vacuno de leche y ovino», se mantiene libre de «contaminación por nitritos» y, por ende, con el agua en «condiciones óptimas». Por eso teme que la implantación de macroexplotaciones de porcino en la zona rompa de pleno la convivencia entre los productores y el medio natural que les rodea. «Tarde o temprano, como ha ocurrido en aquellos sitios donde se han implantado a estos niveles, van a provocar contaminación», asegura convencido de que la situación se volverá «insostenible» para todos los profesionales del campo.

En términos económicos, Rafael cree que el desarrollo de estos proyectos perjudicará seriamente a los agricultores por las «limitaciones terribles a la hora de aplicar fertilizantes». Por su parte, los ganaderos lo tendrán aún más difícil para competir. Y ya lo tienen complicado de por sí, pues los márgenes de beneficio son «cada vez más pequeños». Así las cosas, le cuesta entender que en Centroeuropa se apueste por la restricción de este modelo mientras en Castilla y León se trata de «ablandar» la normativa vigente pese al riesgo de despoblación en el medio rural. Si algo tiene claro es que «lo que no es sostenible, a la larga desaparece». Y si hablamos de cierres de explotaciones, teme que el proceso sea «más rápido» que nunca.  

Tampoco convencen a los detractores del proyecto las promesas de creación de puestos de trabajo. Su impacto , según Gutiérrez, será insignificante y en ningún caso podría compensar la pérdida de personal en las explotaciones familiares que bajen la persiana. Para muestra, un botón. El estudio de impacto ambiental para Meneses, al que ha tenido acceso este suplemento, especifica que «la mano de obra creada se estima que será de dos puestos de trabajo directo». Además, se prevé que «habrá un aumento de volumen de trabajo en la zona, refiriéndonos al transporte, de alimento como de animales, visitas zoosanitarias..., que podrá aumentar la contratación de personal en sus respectivas empresas». Aparte de insistir en que apenas se creará empleo, el portavoz de Pisoraca y Comarcas Vivas señala que en otros proyectos, de granjas de cebo, se contemplan «1,2 o 1,3» puestos de trabajo directos. 

En términos generales, Gutiérrez sostiene que los estudios son «auténticas chapuzas» , amén de considerar «llamativo» que hayan corrido a cargo de la misma empresa que presenta los proyectos de Meneses y de las 14 explotaciones que se pretenden construir en Palencia y Burgos. Entre las irregularidades detectadas, una de las más sorprendentes sería que se cite la «legislación urbanística de Segovia y Ávila» o «una ley de aguas como base para el plan de vertido de purines que dejó de estar en vigor en 2001». Por otro lado, el portavoz de la plataforma remarca que la Junta «tenía que haber actualizado la declaración de zonas vulnerables a la contaminación del agua por nitratos en 2019», sobre todo porque «se sabe que en esta zona había pueblos que superaban los 50 miligramos por litro, que es el límite máximo». Sin embargo, la última declaración del Ejecutivo autonómico al respecto «no incluye a ningún pueblo de esta comarca». 

Tarde o temprano, apunta Gutiérrez, el problema «va a llegar a Valladolid» porque «las aguas de esta zona las recoge el Pisuerga». Y lo mismo podría suceder en Palencia capital, ya que su agua de consumo procede del Canal de Castilla. Por último, Pisoraca y Comarcas Vivas ha expresado su preocupación por el impacto turístico que afectará sobremanera a La Ojeda, comarca poseedora de «la mayor concentración de románico de toda Europa». También opina lo mismo el procurador socialista, que en sede parlamentaria reprochó al PP su intención de promover macrogranjas de porcino «donde más daño hace, donde está el románico palentino y el propio Canal de Castilla». 

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