DEHESAS
Las leguminosas y sus beneficios contra el cambio climático
GRAN DESCONOCIDA Este tipo de semilla tiene grandes ventajas tanto para los agricultores como para las tierras que estos trabajan
El Día Mundial de las Legumbres es buena ocasión para ponerlas en valor y destacar algunas de sus propiedades. Por ejemplo, el cultivo de plantas leguminosas es sostenible porque permite reducir el uso de fertilizantes nitrogenados gracias a su capacidad para asociarse en simbiosis con bacterias del suelo fijadoras de nitrógeno. También mejoran la absorción de carbono en los suelos, lo que significa que parte de las emisiones naturales de CO2 resultan capturadas por la por la propia tierra productiva. Con estrategias inteligentes que las legumbres incluyan en sus protocolos de desarrollo rural, diferentes países pueden favorecer sistemas agrícolas muy eficaces para afrontar el cambio climático, por ejemplo, con la eventual producción de las variedades más eficientes en determinadas zonas clave o a través de una rotación racional de cultivos. Las legumbres, además, no requieren fertilizantes nitrogenados, puesto que fijan el suyo propio tomándolo de la atmósfera y transportándolo dentro de sus suelos. De este modo, esta autosuficiencia evita la emisión de gases de efecto invernadero derivado de la fabricación y empleo de este tipo de abonos.
Por otra parte, las legumbres manifiestan grandes posibilidades para preservar otro recurso determinante para el medio ambiente: el agua . Este elemento juega un papel fundamental, puesto que este tipo de semillas necesitan menos agua para crecer que otras plantas de importancia alimentaria, lo que significa que son idóneas para la siembra en tierras de secano.
Y es que las legumbres son más resistentes que otros cultivos y soportan climatologías rigurosas como sequías e inundaciones, por lo que actúan como un fuerte dique vegetal frente a los estragos causados por el cambio climático. Así las cosas, ‘Legumbres, semillas nutritivas para un futuro sostenible’, es una obra en la que se abordan diversas cuestiones relacionadas con el tema y señala que las legumbres, además de no requerir fertilizantes nitrogenados, contribuyen a generar mayores rendimientos en posteriores rotaciones de cultivos y estimulan la productividad de los terrenos, hechos que a su vez favorecen la futura reducción de la huella de carbono agrícola.
Las alubias rojas de la localidad burgalesa de Ibeas de Juarros son un producto muy valorado y apreciado. / ECB
Asimismo, el texto recoge también que las legumbres cultivadas como abono verde y forraje pueden acumular nitrógeno para el ganado a mayor velocidad fijando hasta trescientos kilos por hectárea. Es importante destacar también que los residuos de los cultivos de legumbres pueden usarse como forraje para aumentar la concentración de nitrógeno en la dieta del ganado, mejorando la salud y el crecimiento de los animales. E incluso después, pueden obtenerse más beneficios que pueden ser empleados para mejorar la biodiversidad de los suelos.
Así las cosas, el Día Mundial de las Legumbres lo instauró las Naciones Unidas que, a través de la FAO, decidió el año pasado dedicar oficialmente cada diez de febrero a esta semilla dentro de su iniciativa ‘Objetivos 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible y Hambre Cero’. Argumentaron tres razones para llevar a cabo esta iniciativa: su papel en la sostenibilidad del planeta, su importancia estratégica en la seguridad alimentaria mundial, puesto que son el principal sustento de millones de personas y, por último, sus beneficios nutricionales. Si a todo esto le sumamos que es un alimento fácil de almacenar y transportar pues no necesita ser procesado ni refrigeración para su conservación además de ser asequible y básico, se concluye que existen bastantes buenas razones para que esta semilla tenga su propio día.
Es por todo esto que los agricultores de la zona tiene que ser conscientes de los beneficios que este producto les brinda y así utilizarlo en sus tierras para obtener mejores productos sin dañar los suelos agrícolas.