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CULTIVOS LEÑOSOS

Soria se atreve con el ‘oro verde’ como alternativa

Rentabilidad La creciente demanda del mercado del pistacho al ser considerado producto saludable despierta el interés entre los agricultores de la provincia. Ya hay una veintena y unas 50 hectáreas  plantadas

Hay una veintena de productores en Soria que abarcan 50 hectáreas. / hds

Publicado por
I. LL. Y.
Valladolid

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Que el campo soriano es eminentemente cerealista es una realidad. Pero son cada vez más los que optan por nuevas posibilidades a los cultivos tradicionales, hasta ahora el trigo, la cebada y el girasol. La altitud de la provincia y las características de los suelos están permitiendo el desarrollo de alternativas como la hortofruticultura, pero también los frutos secos, como el almendro o el pistacho. El jefe del Área de Investigación Agrícola del Itacyl, Juan Carlos Prieto, lo vincula directamente con «el cambio climático», que «está dando oportunidades de nuevos cultivos frente a los habituales» en tierras como Soria. Y aunque los recursos edafológicos son importantes todavía lo es más el hecho de que haya agua. Porque, constata que «la oportunidad del cambio climático siempre va unida a la disponibilidad hídrica».

Así, considera Prieto, el pistacho, el almendro y el nogal, a priori deberían ser susceptibles de tener viabilidad en Soria. Es la demanda la que está provocando su ‘boom’. Porque los frutos secos están considerados como productos saludables para la sociedad, y hasta ahora no hay suficiente oferta para atender las necesidades de mercado, de modo que los precios están muy bien posicionados. «De forma orientativa, el pistacho en cerrado puede tener un valor que va desde los siete euros el kilo a los 12 euros el kilo en ecológico, pero en abierto llega a tener un incremento del precio del 40%», constata. El ‘pero’ es que «entra en producción a partir del sexto año si está injertado, y si se injerta en campo, hasta ocho».

Precisamente los rendimientos de estos cultivos, que van asociados a más posibilidades hídricas, pueden duplicarse en el regadío, alcanzando los 1.500 y 2.000 kilos por hectárea frente a una producción de entre 600 y 1.200, constata el responsable de Investigación Agrícola del Itacyl. Esto unido a la rentabilidad económica ha permitido su expansión en Castilla y León, que ya cuenta con 1.700 hectáreas de este cultivo. Es tres veces y media más que tres años atrás, ya que entonces solo había 450 hectáreas y 370 productores, concentrándose en Valladolid y Zamora el 70% de la superficie. En Soria hace tres años era algo residual y ahora el Itacyl tiene localizados unos 20 interlocutores y casi 50 hectáreas, todos ellos en la parte este de la provincia. 

José Luis Martínez es uno de ellos. Llevaba años planteándose esta alternativa para alguna de sus fincas en Torlengua. Y hace un año decidió plantar pistachos en dos fincas, que en total suman dos hectáreas. «Me pareció arriesgado pero es un cultivo que si funciona podía ser más rentable que el cereal de secano», explica. Tras realizar un estudio climático y un análisis del terreno de ambas fincas, a menos de 900 metros de altitud, los resultados fueron más que positivos. «Los suelos son muy pedregosos, algo que para el pistacho es bueno porque le permite enraizar, y las temperaturas también son favorables, aunque quizás haría falta más horas de calor. pero tiré para adelante», cuenta. Así, el 22 de diciembre de 2018 se lanzó. Plantó 400 árboles de la variedad kerman y macho peter. «Igual para la kerman vamos un poco justos de horas de calor pero al ser de floración más tardía me decanté por ésta porque en Torlengua en mayo se pueden registrar heladas perfectamente, y eso para una variedad más temprana sería fatal».

Además, compró el patrón ya injertado, para que el desarrollo del árbol fuera más rápido, aunque le saliera más caro. «Tardé dos años en conseguir la planta», asegura.

Señala que este primer año ha tenido que cambiar bastantes árboles porque han sido comidos por los corzos, «sobre todo los machos que iban más adelantados». Una de las posibilidades sería vallar la finca pero son dos parcelas muy irregulares, de modo que se ha decantado por los repelentes cinegéticos. «Cada quince días tengo que echar, y parece que de momento respetan». 

Entre la planta injertada y la maquinaria calcula que habrá invertido 6.000 euros. El handicap es que hasta dentro de siete años no alcanzará el pleno rendimiento. «Igual en el cuarto año tengo algo de muestra, y a partir del quinto y sexto se puede tener más fruto, pero para la producción completa hay que esperar siete años».

Mientras tanto no se va a quedar quieto. Ya estudia una próxima finca, de unas 1,5 hectáreas, pero esta vez en regadío. «Tengo que solicitar los pozos, que antes ya usé para otros cultivos. Y ahí me gustaría probar con la variedad larnaka, pero es más temprana y podría sufrir con las heladas. Lo bueno es que si resulta bien es una variedad muy utilizada en repostería y alimentación, de modo que tiene también gran demanda», añade José Luis, que además pertenece a la Asociación de Pistacheros de Aragón. «En Soria no había un colectivo al que acudir y dada la proximidad de mi pueblo a la Comunidad vecina, decidí integrarme».

El pistacho se empezó a desarrollar en Castilla y León entre 2003 y 2004, cuando se desarrollaron las primeras experiencias. Su cultivo estaba limitado por las horas de frío, porque necesitaba inviernos fríos. Y al mismo tiempo requería de una humedad relativa baja en la floración y posterior cuajado, a partir de la segunda quincena de abril. «El problema era que había cierta sensibilidad a las heladas entre el 15 de abril y el 15 de mayo, coincidentes con la floración y el cuajado», explica Juan Carlos Prieto, quien añade que también necesita «más de 3.500 horas de calor desde el cuajado a la recolección». Por todo ello, ve posibilidades en Soria, con los inviernos fríos, los veranos calurosos y las humedades relativas, no muy altas. Sin olvidar las ventajas organolépticas debido a la variabilidad de las temperaturas en la provincia. De modo, que «a priori, si se libran de las heladas en la floración y el cuajado, lo ve perfectamente viable». Por ello, Prieto recomienda primero hacer un estudio climático muy acotado de la finca. 

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El Itacyl dispone de un equipo altamente especializado en este cultivo, que en los últimos tres años ha impartido doce ponencias y cuatro cursos anuales sobre frutos secos dentro y fuera de la Comunidad.