SORIA
El cardo rojo toca techo a la espera de su impulso con la transformación
Los productores empiezan a envolver los cultivos para aprovechar que la tierra está «todavía caliente» por las temperaturas elevadas y lograr una maduración más rápida para venderlos desde este mes
Aunque la mayor parte de los productores de cardo rojo de Ágreda empiezan a envolver las plantas después de la festividad de Todos los Santos, algunos se adelantan más de un mes para que el mercado pueda disponer de producto desde octubre. Y es que hay clientes que ya demandan el cardo rojo, si bien es cierto que el grueso de las ventas se realiza desde mediados de diciembre hasta después de Reyes. Más aún, el 80% se comercializa en Navidades, explica Juan Pablo Omeñaca, que además de horticultor es frutero en Ágreda. De hecho, en su establecimiento ya ofrece cardo rojo, aunque con cuentagotas. Y pese a que en la actualidad su cultivo es más rentable que antaño, dado que la tarea de cubrir los cardos con tierra ahora se realiza con maquinaria en vez de a mano, lo cierto es que apenas suman una veintena de productores y poco más de diez hectáreas, casi la mitad que unos años atrás, cuando el boom de su difusión a raíz del empeño del Ayuntamiento de Ágreda por conseguir la Indicación Geográfica Protegida (IGP) para este producto exclusivo de esta zona moncaína, si bien con la crisis el proyecto se quedó parado en los cajones de las administraciones y sigue a la espera de ser retomado.
No obstante, el principal escollo es su transformación. El alcalde agredeño, Jesús Manuel Alonso, cree que el producto ha tocado techo en el mercado, porque sólo se puede vender en fresco, directamente de la mata. «Hemos realizado varios intentos, con empresas de La Rioja, Navarra e incluso se han hecho pruebas en Añavieja, pero todos han fracasado porque el cardo rojo se oxida muy fácil. El problema es que los clientes demandan en el lineal productos de cuarta o quinta gama, es decir, ya elaborados y mientras no lo consigamos no podremos dar el salto en la producción para poder ofrecer el cardo en conserva o ultracongelado porque el propio mercado es el que te excluye», reconoce.
De este modo, y pese a las bondades del cardo rojo en lo que a propiedades organolépticas se refiere, apenas se cultivan diez hectáreas entre las localidades de Ágreda y Dévanos. Y los productores, minoritarios, no suman una veintena, que venden los cardos en mata directamente, para cocinarlos o para ensaladas y consumirlos en crudo, pese a que cultivar el cardo sale más rentable que en la actualidad.
Juan Pablo Omeñaca constata que los precios sí han bajado alrededor de un 30% con respecto a hace unos años, pero ahora hay más beneficios precisamente porque se reducen los costes a la hora de envolver los cardos. De entre 15 y 20 euros a 10 ó 15. «Al realizarse con máquina es mucho más rápido y no requieres tanta mano de obra como antes», asegura. Este agredeño produce unos 1.000 cardos, entre los de su finca y los que le cultivan en otras huertas a partir de sus propias semillas. Y aunque la época de máximas ventas arranca después del puente de la Inmaculada y la Constitución, ya está realizando las primeras ventas. «Sobre todo en Ágreda y cardo a cardo. Pero también por La Rioja, Zaragoza, Valladolid o Madrid». Empezó a cubrir sus cardos con tierra a finales del mes de septiembre, «aprovechando que la tierra está más caliente», de modo que se maduran en veinte días.
Porque con las temperaturas en descenso y los hielos ya apareciendo en las madrugadas la tierra se queda fría y entonces al cardo le cuesta madurar mes y medio, «unos 45 días».
Reconoce que la producción va muy bien porque las plantas tuvieron mucha agua en la época de la siembra, y el tiempo les ha acompañado en su crecimiento durante todo el verano. Ahora mismo superarán el metro, o metro veinte centímetros. «Tampoco les ha tocado la piedra como otros años, de modo que los cardos no han sufrido; es más, están preciosos», asegura.
Pero lo cierto es que la producción ha tocado techo, unas 20.000 unidades, a falta de retomar el proyecto de la transformación. El edil agredeño sigue manteniendo reuniones tanto con la Administración regional como central para conseguir líneas de subvención que contribuyan a darle al cultivo el impulso que le hace falta. Porque «realizar los estudios pertinentes requiere una inversión cuantiosa», añade Jesús Manuel Alonso. Hasta el momento todas las pruebas han sido infructuosas. Así, de cara a la temporada que viene no descarta plantearlo al Centro para la Calidad de los Alimentos, aprovechando su sede en Soria. «La idea es que los investigadores del centro den con una solución para poder conservar el cardo rojo, dado que se trata de un producto altamente oxidante».
Y de forma paralela quiere recuperar el proyecto de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), que realizó la Junta a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). Recuerda Alonso que el último de los informes de la Administración regional reconocía la exclusividad del cardo rojo de Ágreda en comparación con otros de localidades como Tudela (Navarra), o Tarazona (Zaragoza), por aspectos como su tonalidad, que «es mucho más rojiza debido al alto contenido de hierro de la tierra moncaína». Pero señala el alcalde de Ágreda que todavía le queda un año de estudio, dado que para conseguir la figura de calidad es preciso superar tres».