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Los colmenares de León se protegen contra el oso

El FAPAS ha llevado a cabo una campaña de protección de los colmenares de las comarcas de Omaña, El Bierzo y La Cepeda, constatando la deficiencia de las instalaciones de los apicultores.

Técnicos actuando sobre uno de los colmenaresFAPAS

Publicado por
Rodrigo Cabezudo Bilbao

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El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha llevado a cabo, entre los meses de junio y agosto, una campaña de protección de los colmenares de las comarcas leonesas de Omaña, El Bierzo y La Cepeda contra el oso pardo. En total, la asociación ha ha colaborado en la protección de 10 colmenares destruidos por el oso o situados en zonas de alto riesgo por su constante presencia en esta zona, constatando la deficiencia de las instalaciones de los apicultores.

Estos trabajos se han realizado en colaboración con el Departamento de Genética de la Universidad de Aveiro y están permitiendo obtener información sobre esta población osera. De un lado, machos jóvenes que visitan noche tras noche colmenares diferentes, lo que lleva a considerar que el territorio hay una gran cantidad de osos, algo que no es cierto, ya que se trata de un número reducido de ejemplares pero con grandes desplazamientos.

Los análisis genéticos han permitido también identificar machos adultos en el área occidental osera procedentes del núcleo oriental. Al igual que se ha podido identificar en las montañas pirenaicas, donde también hay poblaciones separadas, se trata de machos que realizan grandes recorridos en busca de hembras reproductoras si éstas escasean en las zonas donde viven habitualmente.

La presencia de osos en zonas apícolas de las montañas del norte de León es cada vez más frecuente. Los ejemplares jóvenes, en su búsqueda de alimento, encuentran en los colmenares un atractivo alimentario importante, sobre todo al iniciarse la primavera, época en la que buscan fuentes de alimentos ricas en proteínas y encuentran en las colmenas miles de larvas de abejas en desarrollo.

Los apicultores sufren directamente estos comportamientos de uso del territorio por parte de los osos al ver sus colmenas destruidas. FAPAS ha realizado un trabajo de identificación de colmenares distribuidos en aquellos territorios que potencialmente pueden ser utilizados por el oso en la zona occidental de Castilla y León, identificando más de 1.600 emplazamientos.

La inmensa mayoría de los colmenares sobre los que se ha llevado a cabo esta labor de protección no poseen ningún sistema de protección para evitar los daños de osos. Las que sí la tienen, una escasa proporción, utilizan un sistema similar a los cierres que se emplean para el ganado doméstico, ineficaces para evitar la entrada de un oso en un colmenar.

La campaña que FAPAS ha llevado a cabo para la protección de los colmenares ha sido realizada con el apoyo de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco y ha tenido como objetivo continuar con las actividades de protección de colmenares que han sido dañados por los osos, así como formar a los apicultores para que conozcan cómo los osos utilizan estos territorios y cuáles son los sistemas de protección más eficaces para evitar los daños.

La asociación FAPAS ha desarrollado durante los últimos quince años un sistema propio de protección de colmenares para evitar daños de oso, utilizando trescientas colmenas de su propiedad que han sido manejadas en la Cordillera Cantábrica para favorecer la polinización de los hábitats oseros. Este sistema de protección, sencillo y eficaz ha sido utilizado ya por la asociación para la protección de unos 60 colmenares en los que el oso nunca más ha vuelto a causar daños, confirmando que los daños de oso a la actividad apícola pueden ser erradicados totalmente si se emplean sistemas adecuados y se realizan los mantenimientos correctos de los colmenares por parte de los apicultores.

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La asociación, que lleva 41 años trabajando en la conservación del oso pardo en la cornisa cantábrica, se ha visto sorprendida por unos pocos apicultores de estas comarcas, que rechazan la protección de sus colmenares, pese a tener continuados daños. Una situación que, a juicio del FAPAS, debería "ser revisada" por las instituciones públicas.