ESPÍRITUS LIBRES. Ana María Martínez / Pintora
«La luz dorada de El Bierzo es única para la pintura»
Artista ponferradina de la añada del 74, con ascendencia en Páramo del Sil. Nieta y sobrina de mineros. Tiene un pequeño taller en San Cristóbal de Valdueza. Comenzó a pintar cuando empezó a mover las manos. Lo continúa haciendo, siguiendo su propia inspiración, buscando los trazos más reales, rozando casi la perfección en su faceta de pintora hiperrealista. Este mes de abril inaugura, en el Seminario Mayor de San Froilán de León, la exposición “La Tebaida en el corazón”. Destaca la obra de “Egeria, la peregrina hispana”, que en su cuadro lleva el rostro de la autora.
El anterior entrevistado, Carlos Sanz, hizo esta pregunta sin saber a quién iba destinada:
Pregunta.- ¿Qué cambiarías de tu vida?
Respuesta.- Intentaría dejar de exigirme tanto a mí misma.
P.- ¿Qué es para usted ser un espíritu libre?
R.- Ser un espíritu feliz porque, como Don Quijote, pienso que la libertad es el mayor don del cielo.
P.- ¿Cómo se gana la vida?
R.- Con gran esfuerzo. Trabajando e intentando superarme en la pintura.
P.- ¿Qué le gustaría ser de mayor?
R.- Una persona serena y satisfecha del camino recorrido. Mirar hacia atrás y pensar que ha valido la pena tanto empeño y, ante todo, haber sido útil.
P.- ¿De qué se siente más orgullosa en su vida?
R.- De no rendirme, de seguir luchando contra viento y marea.
P.- ¿Tiene algún sueño por cumplir?
R.- Muchos. Desde niña he querido tener un albergue para perros… (ríe)
P.- ¿Qué es para usted el amor?
R.- El motor fundamental para todo. Intento practicarlo cada día.
P.- ¿Qué tal se lleva con Dios?
R.- Espero que bien, porque es el pilar sobre el que construyo todos mis proyectos. Que nunca me abandone.
P.- Un espíritu libre al que admire.
R.- Teresa de Calcuta. Aunque decir solo uno es casi imposible.
P.- ¿Cuándo comenzó a pintar?
R.- Cuando tuve el razonamiento justo para mover mi mano coordinada con mi cabeza. Pinto desde siempre. Mi primer trazo sería a los 3 años.
P.- ¿Y quién se dio cuenta de ese don?
R.- Mis padres me contaron que me pasaba el día dibujando vestidos y zapatos. “Será una diseñadora muy precoz”, decían.
P.- Teniendo en cuenta su ascendencia minera… ¿ha trabajado el carboncillo?
R.- He trabajado todas las técnicas y el carboncillo fue mi primer arma. Vino pronto el óleo, donde ya me he quedado. Aunque también he trabajado mucho el grabado y otras técnicas.
P.- ¿Pinta todos los días de su vida?
R.- Nunca he dejado de pintar porque, cuando no estoy trabajando con las manos, está maquinando mi cabeza.
P.- En su currículo hay cientos de exposiciones y de obras… ¿toda esa obra dónde está?
R.- Afortunadamente, está vendida. Gracias a ello me he ganado la vida.
P.- ¿Por qué cree que ha triunfado su obra?
R.- Porque creo que el público percibe que lo hago con sensibilidad y cariño. El lenguaje del arte ha funcionado, en este caso.
P.- El realismo es más duro, exige más tiempo, no tiene truco…
R.- Totalmente cierto. Además, para mí nunca es suficiente, soy muy exigente.
P.- ¿Nunca ha pensado en cambiar de estilo?
R.- No, no podría.
P.- ¿Recuerda cuándo pintó las calles de París?
R.- En el 2008 pinté distintos lugares de París. El Montmartre, Moulin Rouge… Hice varios cuadros. Me impactó mucho esa ciudad. Creo que es muy necesario para un artista visitar y vivir París por su tradición artística.
P.- Maneja el paisaje, la estampa costumbrista, el retrato, etc. ¿Cómo se define? ¿Qué es lo que más pinta?
R.- Sobre todo figurativa, y el bodegón. Siempre he querido reflejar lo más sencillo de la vida, lo que estaba alrededor. Lo más corriente, que para mí era lo más especial.
P.- Y, ahora que va a cumplir 50 años, ¿qué es lo que más la inspira?
R.- Estoy metida de lleno en el arte sacro. Todo lo espiritual me inspira. Los santos y la religión.
P.- ¿La Tebaida por qué?
R.- Porque me he criado junto a ella y en ella. Me ha inspirado siempre. La valoro, la aprecio, quiero ensalzarla y sacarla del anonimato. Lucharé el resto de mi vida por poner a los santos de La Tebaida en el lugar que les corresponde.
P.- ¿Qué es lo que más le gusta de El Bierzo para la pintura?
R.- La luz dorada del mes de septiembre es única para la pintura. Para mí, el otoño es la mejor época del año para pintar.
P.- ¿Qué es lo más difícil de pintar?
R.- El sentimiento.
P.- ¿Qué le queda por pintar? ¿A quién le gustaría hacerle un retrato?
R.- A Dios. Es el retrato que tengo pendiente.
P.- Déjeme una pregunta para el próximo invitado.
R.- Si tuvieras una varita mágica, ¿para qué la usarías?