LA ENCINA
La mejor tortilla de la N-623
Un plato combinado siempre es de agradecer en el viaje con sus filetes de ternera, patatas fritas, bacon, ese pincho moruno, unos huevos fritos, ensaladas…. Y si a esto le unimos raciones de rabas, embutidos, quesos de la zona, lomo y hamburguesas (tan de moda) pues resulta que, en determinados lugares de la geografía, esta comanda se convierte en la aventura gastronómica más creíble, necesaria y agradecida.
Cuesta mucho comer en carretera bien y a precio justo en esta región tomada por los plagios cocineriles reiterativos e impersonales. El último concurso provincial de tortillas de patata convirtió a la cocina de este pequeño restaurante rural en una estrella, una luz en la carretera, al quedar entre las mejores de Burgos.
Sin duda, Conchi y Susana en su restaurante La Encina, situado en Quintanilla Escalada, literalmente al pie de la carretera nacional 623, cocinan hoy la mejor tortilla de esta vieja arteria que comunicó en el pasado Burgos con Santander y que, desde hace años, al perder el tráfico que elige las autopistas, se ha convertido en una de las rutas turísticas y culturales más interesantes de la provincia burgalesa. Una ruta marcada solamente por la vieja carretera nacional.
Los desfiladeros del Rudrón y del Ebro, Orbaneja del Castillo, Poza de la Sal, Covanera y su pozo azul…son solamente unos apuntes que sorprenden al viajero que opta por transitar esta vía histórica de la red de carreteras. La Encina abre a diario para el café de la mañana y la cocina siempre está a punto.
Menús entre 12 y 15 euros, con varios platos a elegir (guisos, pasta, pescados, carnes…) aunque se puede comer con raciones en torno a los 35 euros. Lo más importante es que Susana y Conchi y sus parejas, el pozano José Luis Padrones y el madrileño Paco Ruiz, llevan cerca de dos décadas manteniendo el tipo y proporcionando una infraestructura hostelera a esta impresionante ruta turística. Como todo el mundo sabe, donde come el del camión y el viajero hay muchas posibilidades de comer bien. Y la guía roja sin rodar sus neumáticos por la carretera que pisó el ejército de Napoleón.