DE VINOS
A las puertas del cuarto de siglo
José Moro es de esos tipos que no pasan desapercibidos. Empresario y bodeguero capaz de destacar en cualquier segmento social, cultural, deportivo y, por supuesto, en el mundo del vino. José Moro tiene esa capacidad de reactivarse y revolucionar de nuevo el sector vinícola. Desde Cepa 21 destaca en eventos de carácter internacional, desde una visita al Vaticano a aparecer en la revista Forbes como uno de los bodegueros españoles más innovadores.
Una prueba de la gestión realizada es el premio a mejor CEO del año en los “BEST!N FOOD”, los galardones más prestigiosos del mundo del marketing alimentario en España. Al margen del nivel de calidad del diseño de todos sus vinos, muy apreciados en el mercado, José Moro ha logrado impactar entre los consumidores gracias a un manejo extraordinario de la comunicación y de la imagen personal ligada a la Ribera del Duero.
Su bodega ribereña, ubicada en el término municipal de Castrillo de Duero, a un tiro de piedra del río Duero, va camino de cumplir 25 años dentro de la DO Ribera del Duero. Una bodega que tiene a su favor la continuidad de sus marcas y unas instalaciones que han logrado que cerca de tres mil personas las visiten todos los años. Además, cuenta con un restaurante abierto a diario y dirigido hace casi veinte años por el cocinero palentino Albero Soto.
Pero tal vez lo más destacable de Cepa 21 sea que se intensifica cada año la definición de los vinos, la expresión de la tempranillo en distintas elaboraciones y unas etiquetas que siempre tienen una fuente de inspiración real. Empezando por Malabrigo, santo y seña de la casa y reflejo, según José Moro, de Castilla, de su austeridad y de sus gentes, aludiendo a su infancia en días fríos de labores en la viña. El vino Cepa 21 sigue siendo el buque insignia que nace en la añada de 2002.
Sus vinos tintos y rosados Hito son la expresión más joven, reflejo de la juventud y de la impronta aromática de los vinos modernos. También su tinto Horcajo, que surge en las últimas añadas como una expresión más del terruño del Duero. Pero, ante todo, la regularidad de sus vinos tintos está marcada por un criterio selectivo en la viticultura que proporciona la materia prima capaz de someterse a procesos de elaboración, fermentación y crianza sin perder en ningún caso la expresión de la tempranillo en distintos suelos de la Ribera del Duero y, en especial, en las 50 hectáreas de viñedo plantadas con clones centenarios de su padre, Emilio Moro, y de su abuelo.
El envejecimiento en barrica de roble es consustancial a los vinos tintos de la bodega. Para ello cuenta con un importante parque de cerca de 1.500 barricas bordelesas, además de los conos de roble. El roble se convierte en el complemento a la evolución, respetando siempre el potencial frutal de la tempranillo, reina del Duero. Cepa 21 comercializa alrededor de 800.000 botellas al año y ha logrado ese sello sensorial del Duero, logrando que sus vinos sean muy apreciados por prescriptores y consumidores.
Por el momento, dada la demanda en el mercado nacional, tan solo un 25% de la producción se destina a la exportación. Cepa 21 es, ante todo, una bodega que ha alcanzado una notoriedad social importante, donde se celebran eventos y acontecimientos durante todo el año, pero sin perder la esencia de una bodega ribereña abierta a la sociedad.
José Moro pertenece a una saga de viticultores enraizada en la Ribera del Duero desde sus orígenes y, por situaciones de índole familiar, viaja en solitario al frente de la gestión de una bodega, Cepa 21, que fue y sigue siendo su mayor creación y con la que ha logrado una gran proyección internacional. Desde hace años, Cepa 21 es su gran proyecto en la DO Ribera del Duero, el terroir de sus mayores.