La magia de los Ancares en otoño

La Sierra de los Ancares leoneses, ubicada en el noroeste de la provincia de León, es una cadena montañosa que forma parte de la Cordillera Cantábrica y se extiende por la frontera entre León y Galicia. Durante el otoño, la sierra se convierte en un espectáculo visual por la variedad de colores que tiñen los bosques de robles, castaños, hayas y abedules. Las hojas cambian de tonalidades, de verdes a amarillos, ocres y rojos, creando un mosaico natural en un espacio que da cobijo a algunas de las especies más emblemáticas de nuestra geografía, como el oso pardo o el urogallo cantábrico.

Todos estos valores son los que justificaron que en el año 2006 este espacio singular fuese declarado por la UNESCO reserva de la Biosfera.

El senderismo en las montañas de la Sierra de Ancares es una experiencia fascinante que permite explorar un entorno natural prácticamente intacto con cumbres que oscilan entre los 1500 y 2000 m de altitud en un entorno modelado durante años con profundos valles glaciares y lagunas. De entre todo el conjunto, las cumbres que tienen más personalidad son el Pico Cuiña y el Miravalles, ambas accesibles desde el Puerto de Ancares.

En esta ocasión, vamos a dirigir nuestros pasos hacia el Miravalles, cuya cumbre también puede alcanzarse por su vertiente sur, desde las localidades de Candín y Tejedo de Ancares; o incluso desde la norte, ascendiendo desde Balouta. Sin embargo, en nuestro caso vamos a optar por la ruta que parte desde el mismo puerto de Ancares, que es la que tiene un menor desnivel.

Desde el mirador del Puerto, en el mismo límite entre Galicia y Castilla y León, iniciaremos nuestra aventura. Un sendero bien definido nos lleva en dirección noreste, serpenteado entre la exuberante vegetación de brezos y arándanos, hasta dejarnos en el cordal. Alcanzaremos así una primera cota, a 1713 metros, donde el paisaje se abre ante nosotros y nos permitirá apreciar la belleza agreste de los Ancares, con sus profundos valles, sus cumbres escarpadas y su rica biodiversidad.

A partir de este punto, el sendero gira con la línea de cumbres hacia el este en una preciosa travesía por la cresta, con vistas panorámicas que se extienden a ambos lados. La sensación de estar caminando por la línea divisoria entre dos mundos es inigualable. El terreno, aunque no tiene dificultades técnicas apreciables, presenta pequeños resaltes rocosos con algunos puntos algo más expuestos, que nos mantendrá atentos, confiriendo así a la ruta un atractivo toque alpino.

Superado este tramo, el sendero pierde altura a medida que nos coloca en la falda sur de la montaña, surcando a media ladera para salvar por la zona más fácil los impresionantes farrallones rocosos, dando ya vistas a la localidad de Balouta. Tras este flanqueo el sendero vuelve a ascender de nuevo hacia el cordal, en busca del collado del Acebal (1.760 metros; 3,2 kms. de recorrido), donde nuestra ruta se une al itinerario que asciende desde Balouta. Un tramo más de cresta con algún paso más entretenido que difícil nos llevará hasta los 1770 metros, ya bajo la cumbre del Miravalles, donde nos encontraremos con otro sendero, en esta ocasión el que asciende desde Tejedo de Ancares.

Ya sólo nos queda el tramo final, donde la pendiente se hace más fuerte, lo que nos exigirá seguir las zetas que terminan en la zona somital, a partir de donde simplemente tendremos que bordear los últimos riscos hacia nuestra izquierda –oeste-, para encaramarnos en nuestra merecida cumbre.

La sensación de libertad y conexión con la naturaleza serán nuestra mayor recompensa. Las vistas desde la cumbre de las alineaciones montañosas de toda la sierra de Ancares son espectaculares. Una potente brecha en primer plano interrumpe una línea de crestas que se prolongan hacia el este con cumbres como Peña Rogueira y La Torrenteira. Hacia el sur-suroeste se levanta, en primer plano, separada por el puerto de Ancares, la cumbre del Cuiña, que con sus 1.992 metros constituye la cota más alta de toda esta sierra y que, a buen seguro, podrá ser un buen destino para una próxima excursión.